lunes, 16 de marzo de 2009

BAJARSE AL TURCO

Este fue un finde raro. Mis padres se fueron de viaje a Estambul. Noto a mis padres preocupados. Ellos que fueron progres en los ochenta, un poco hipies y que querían cambiar el mundo, se han dado cuenta ahora de que el mundo ya no lo va a cambiar ni dios, que lo hipie vuelve pero como una moda en el vestir impuesta por Zara, y que ser progre está tristemente trasnochado. Y, sobretodo, veo a mis padres preocupados, porque cuatro amigos han desarrollado en estos últimos meses un cáncer de pulmón (tres) y uno de hígado (uno). Así que ahora han cambiado la preocupación social por la sanitaria, y se han largado a Estambul, y en vez de arreglar el mundo, se han fumado una pipa de agua. ¡A tomar polo!

Yo me he quedado en casa, de organizador y coordinador general. Poniendo orden, dando horarios, distribuyendo turnos, y tratando de evitar que el novio de mi hermana pequeña se cruzara en pelotas por el pasillo de los dormitorios con la novia de mi hermano mayor. Esto ha sido un puterío, y yo la madam. Así que yo el mundo lo contemplo como un despendole: mis padres fumados y mis hermanos fornicando… ¿Pero a dónde va ese mundo que iban a salvar las generaciones anteriores? Pues yo llevamos claro.

Mi abuela, la fantasma, se ha mosqueado con tanto trasiego de gente, con tanto ir y venir de desconocidos. Me llamó discretamente a su cuarto, después del concierto de las cinco – ya os he contado que mi abuela asegura que todas las tardes, a esa hora, una orquesta de cámara viene a tocar sólo para ella. Pero yo creo que mi abuela está loca, porque yo nunca veo a nadie-, y me ha dicho muy bajito, casi en un susurro, que Thiago veo mucha gente rara que no conozco, creo que esta comunidad está llena de espías. Y ahora no sé si se refiere a mis cuñados o se refiere a los espías de la espe. Yo, para tranquilizarla, le dije que no te preocupes, abuela, que voy a montar ahora mismo una comisión de investigación que aclare todo este asunto. Mi abuela se rió en toda mi cara, mientras me soltaba su ya típico ¡pero qué tonto eres, Thiago! Eres más tonto que tu padre que ya es decir, que se ha ido a convertir al turco –me dijo-. Pero qué comisión ni qué ocho cuartos; si piensas que así vas a averiguar algo, estás listo -remató-, mientras no paraba de reírse.

¿Progres fumetas que se van a arreglar el mundo a Estambul? ¿Comisiones de investigación que no investigan...? A estos mayores no hay quién los entienda.

Fotografía: "La abuela fantasma de Thiago", cortesía de Stultifer.

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