sábado, 12 de septiembre de 2009

PERNOCTAR

Mi padre, el militroncho, siempre cuenta una anécdota que no sé siquiera si es cierta. Según él un sargento que instruía a su batallón de soldados en la liturgia militar y les instaba a cumplir bien con la instrucción – y/o limpiar bien las botas-, añadía que sólo entonces podrían conseguir un “pase pernocta”. Cuando uno de los soldados se atrevió a preguntar qué era eso de la pernocta, el sargento, lleno de razón le explicó que cómo era tan burro y que de dónde había salido, que la propia palabra lo decía PER-NOC-TAR: dormir fuera del cuartel.

Bueno, pues perdonar mi retraso de hoy en llegar y visitar y comentar vuestros blogs. Es que hoy he pernoctado. En fin, que he dormido fuera de casa. Y es que he pasado la noche fuera con mi amado gallegazo para despedirme de él, puesto que me vuelvo para Madrid y quería llevarme un buen recuerdo. ¡Y a fe que me lo llevo! Toda la noche pernoctando..., pernocta que te pernoctaras, pernocta va pernocta viene..., vamos pernoctamos hasta que ya no podíamos más. Para mí, ahora, pernotar (que los gallegos no pronunciamos la c antes de t, ¿qué pasa?), como la propia palabra indica, significa: dormir fuera de casa echando un polvo (o más) de los que hacen época o "per notae", para nota, jajaja.

Y ahora viene lo más difícil, claro. Como cambiar el chip, y pasar de un amante veraniego surfeiro y ganadero (su familia tiene vacas en casa…, bueno, no exactamente en la casa, pero muy cerquita, jajaja) a un novio invernal piloto y aficionado a montar a caballo. ¡Vaya lío! Espero no equivocarme y querer volar con la tabla de surf, montarme en una vaca marela gallega en vez de en un caballo, o confundir un activo con un pasivo. Y siento que esto último va a ser lo más difícil ¡ay! En fin, con esta pernocta terminan mis vacaciones 2009 en Galicia y ya cierro el c… capítulo de “Los escritos del verano”. ¡Madrid, allá voy de nuevo! Y recordad: pernoctad más, pero siempre con condón, jajaja. Bezos.

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