miércoles, 18 de abril de 2007

UNA PREGUNTA Y UN COMENTARIO

¿POR QUÉ?
Hoy venía dispuesto a colgar un post de los míos, ya sabéis: un poco de impertinencia, unas gotas de romanticismo, algo de complicidad con el lector y, a ser posible, unas gotas de sexo explícito, y tira p’alante. Pero no tengo ganas, porque llevo unos días en que me encuentro muy sensible, pero no os quiero aburrir con mis peripecias personales, no es mi estilo. Si acaso del de Feliciano Teixeiro.

He empezado el día llorando y eso marca. A pesar de que llegó el calor, los días son claros y calurosos, “gordi” iba hoy ya en manga corta mostrando unos brazos de camionero que me han puesto burro, y que se respira amor en el ambiente, la lectura del periódico me ha puesto triste.

Antonio, una de las víctimas del 11-M de 18 años relata: “Lo primero que hice tras la explosión fue llamar a mi madre. Veía a gente deambulando, era como un baile de sonámbulos, muy triste, mucho silencio, la gente caminaba, nadie miraba a nadie, todos miraban a la nada”. En Virginia 33 estudiantes muertos a manos de un compañero que se sentía solo “No había ni una sola víctima con menos de tres agujeros de bala”

Y ahora Canalla está triste. ¿Por qué?


EL COMENTARISTA ANÓNIMO
Siguiendo con las observaciones directas del mundo de los blogs, es curioso ver lo mucho que dependemos de los comentarios de los demás (esta mañana también Canalla ha reflexionado sobre eso). En serio, muchos no lo confesarán, pero yo me levanto y lo primero que miro es ver si hay comentarios nuevos, si tengo más que en el post anterior, si hay alguno de algún lector nuevo, etc. No debería ser así y muchos expertos blogeros me lo han dicho: escribe sin que te importen los comentarios de los demás; sin embargo, no puedo evitarlo, me importan y mucho.

Y yo creo que el que diga que no miente. Todos los vamos buscando. Y aunque yo escribo porque me divierto, me río mucho yo solo mientras escribo mis post y dejaré de escribir el día que esto me aburra, busco tanto como el que más, el comentario elogioso, agradable, sincero. También, cuando veo un comentario nuevo, enseguida pienso que el autor ha escrito un post, y normalmente acierto. Es una manera de anunciarte. Y el que no se anuncia no se vende.

Se que todos vamos de prisa y entiendo uno de los motivos de Giovagris para dejarnos. A veces la necesidad que te impone la educación de comentar a todos los que te leen o te dejan un comentario se hace más importante que la de escribir un post, y eso te produce nerviosismo e incertidumbre. Ya se que todos vamos aprisa por el resto de los blogs leyendo palabra si o palabra no, a veces leyendo en diagonal incluso (y no miro a nadie) para sacar alguna idea para el comentario y listo, asunto resuelto. Yo empecé a comentar con mucho ímpetu (alguien me dijo que era mejor comentarista que posteador y no miro tampoco a nadie, pero el que me lo dijo que se tome un gazpatxito a mi salud, jajaja).

Bueno, yo aprecio los vuestros. Todos. Hay comentarios mas atinados que otros, hay algunos generosos, amables, sincero, hay algunos que empequeñecen mis post pues valen mucho mas que mi escrito (gracias Itoitz, Gregorio), hay algunos que ponen el alma sin pedir nada a cambio como los de Tatojimi o Sonia (desde aquí gracias también) que ni siquiera tienen un blog y los escriben generosamente. A todos gracias; incluso a los que no habéis escrito ninguno. Eso si, tengo que mostrar una debilidad y reconozco, puesto que se trata de ser sinceros, que los comentarios negativos me afectan horrorosamente; no debería dejar que esto pasara puesto que ya me han traído algún problema no deseado con otros blogeros, pero es así. Me entristezco más por algún comentario despectivo o negativo que me alegro por mil comentarios elogiosos. Y siento decirlo, pero no tengáis piedad, no lo hago para moveros a la caridad. Tengo lo que me merezco, supongo.

En cualquier caso, si hay un comentario de todos los recibidos, si un comentario me ha impactado, si un comentario ha influido en la decisión de hablar con Ivan sobre la relación que manteníamos en la distancia, si un comentario vuelve a mi cabeza una y otra vez, si un comentario ha removido en mi alma y en mi cuerpos sentimientos descontrolados, es el de un lector anónimo hasta el día que se decidió a ponerlo en mi post “Desilusión”. Decía algo contundente, romántico, definitivo, claro, corpóreo: “PUES YO TE FOLLABA, NEN”. Desde aquí te lo digo, Toni, tu comentario me levanta mucho el ánimo.

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