viernes, 13 de abril de 2007

CARTAS DE AMOR DE UN ESCLAVO, IV (o El disco duro encontrado en Chueca)

(NOTA PREVIA DEL AUTOR: Es un recurso literario utilizado por muchos narradores explicar que lo que allí se puede leer fue hallado en un manuscrito abandonado. Bueno, como hoy nadie se creería la historia del manuscrito perdido, tendré que confesar que este relato por entregas lo encontré en un disco duro de un ordenador abandonado en Chueca. Por ello, todo lo aquí narrado es completamente verídico y, sin embargo, cierto.)

"¡Jo! amo

¡Oh! ¡dios mío, dios mío….¡ Empiezo a creer que he caído en manos de un amo demasiado despiadado y cruel, que si bien hará de mi un futbolista mundialmente reconocido, el precio a pagar será demasiado alto. Yo pensaba que esto de ser esclavo sería una vida mas cómoda y muelle, todo el día tirado a la bartola, esperando sólo que mi amo satisficiera sus instintos sexuales (y por tanto los míos, ya de paso), como una mantenida, vamos; pero veo que es realmente una profesión que exige grandes dosis de estudio y sacrificio, y no lo digo tanto por los golpes, que al fin y al cabo me gustan, sino por tener que renunciar a los slips de CK que tanto paquete me hacen. Cualquier día el capricho del señor hará que tenga que dejar de usar mi colonia de J.P.Gaultier, y por ahí si que este esclavo no pasa.

Pues bien, como aclaración y anexo a mi relato de hoy, debo decirle al señor que si bien reconozco que mi naturaleza díscola, mi corto entendimiento (si es que tengo alguno), y la relajación de ser poseído por un amo a distancia y por correspondencia (CEAC) me llevó a pensar que un castigo suponía la interrupción del anterior. Al paso que vamos me voy a pasar el día ejecutándome castigo tras castigo, como si un esclavo no tuviera otra cosa que hacer (con perdón). Y ya comprendo, y mi amo lo comprenderá igual inmediatamente, que esta carta me esta saliendo un poco reivindicativa y protestona. Pero tengo que decir en mi descargo (y alivio, aunque la carga me gustaba) que ayer no tuve partidillo de entrenamiento en sentido estricto, por resultar televisado el partido del Real Madrid, con lo cual y con cierta nocturnidad y alevosía, tomé un balón y no se si por mi manifiesta puntería o por el hecho de no haber portero, metí cinco goles como cinco soles, lo cual no solo no me da derecho a no aplicarme el castigo, sino que me habilita para cinco coyundas y sus respectivos despertares en el lecho de mi amo y entre sus brazos amorosamente entrelazados a los míos, ¡ay!.

Mi amo tiene que comprender que este esclavo es corto de entendimiento (quizás achacable a la falta de adiestramiento apropiado, no es por nada) pero los últimos deseos de mi amo son prácticamente imposibles de cumplir, porque ¡me he hecho un lío! No había quien entendiera sus instrucciones; realmente mi amo está un poco verde. Ahora ya no sé si me tengo que azotar con el dildo 7 veces, si azotarme cuando estoy atado a la cama (cosa que parece harto difícil de hacer uno mismo), masturbarme veinte veces por segundo para el Guiness de los records o si tengo que hacer el amor tres veces con el jugador del Madrid llamado Raúl o si tengo que dormir con el arbitro debajo de la cama. (Lo que si creo ver en las instrucciones del señor, es un cierto resentimiento, muy propio de los amos de periferia, sobre la superioridad manifiesta del Real Madrid y los favores arbitrales a los equipos rivales, lo que dice muy poco a favor de la justicia e imparcialidad del señor, la verdad).

Y, por otro lado, comunicar al señor que siguiendo sus instrucciones, me esforzaré en el ejercicio de abdominales y bíceps en el gym (ahora llaman así al circo de esclavos) que frecuento, lo que alegrará ciertamente a determinados compañeros, pero apenará a otros a los que tenía acostumbrados y, por qué no decirlo enviciados, a ciertas actividades mas lúdicas (en la sauna, para ser exactos).

Por último, y ante el cariz de los acontecimientos, y sin que mi amo piense que soy un nuevo Espartaco que piense poner en pié un “Sindicato de esclavos”, creo procedente y si mi amo tiene a bien firmar el documento adjunto, que además de ofrecerme garantía de estabilidad en el empleo (cosa que no es de despreciar) me ofrece ciertas ventajas sociales añadidas en forma de: azotes, humillaciones, orgía, etc… que culminen con éxito mi formación y mi adiestramiento (la seguridad social corre de mi cuenta, para eso soy autónomo).


CONTRATO:


Yo, TU AMO, tomo desde este momento toda la responsabilidad y dominio sobre mi esclavo y ACEPTO todas y cada una de las obligaciones que la propiedad de un esclavo conlleva, además de correr con todos los gastos de quien expresamente reconozco como mi esclavo y a quien juro y prometo cuidar y mimar de manera absoluta.

Firmado: El amo"

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