miércoles, 25 de abril de 2007

EL NIÑO Y LA VÍBORA

(NOTA: No hace mucho El Víbora comentó en su blog una anécdota sobre un escorpión que me inspiró esta pequeña fábula).

Un pobre e inocente niño salió a dar su primer paseo por el campo ignorante de todos los peligros de naturaleza esconde, y sin conocer nada de los animales que lo pueblan. Andando, andando, se alejó tanto por el monte que llegó sin darse cuenta al nido de una peligrosa y mortal víbora. "¡Oh! ¡qué animal tan bonito! parece una cuerda de plastilina” pensó alegremente nuestro pequeño sin conocer nada de la naturaleza criminal de estas mortales serpientes.

Pero viendo que la víbora estaba triste le preguntó qué le pasaba, a lo que ésta respondió que su nido era muy triste y poco acogedor, que estaba mal decorado, que se aburría mucho y que ya estaba cansada de no ver en todo el día más que animales trotando por el campo y que a ella esas cosas no le entretenían y, sobre todo, que no tenía música en su nidito.

“No te preocupes” – contestó nuestro inocente niño - “yo te lo arreglaré”. El niño volvió a su casa y le robó a su hermana todos los muebles de su casa de muñecas Barbi y se las puso a la víbora en su nidito de tal manera que parecía un pisito moderno decorado en Ikea. Además, ya puestos, le contrato luz eléctrica, internet con wifi, le compró una cadena musical de Bang&Olufsen que rompía con la pana y una pantalla de plasma de tropecientas pulgadas o más, para que la aburrida víbora pudiera ver los videos de Youtube. La malvada víbora se quedó encantada.

Cuando el gentil infante se sentó a descansar en el porche del ahora redecorado nido, la víbora se acercó taimadamente por detrás de manera sibilina, con más que claras intenciones. Entonces en un movimiento rapidísimo nuestro niño se dio la vuelta ágilmente y con una terrible hacha que tenía en la mano, partió a la pobre y sorprendida víbora en dos mitades. “¿Por qué lo has hecho? yo que te iba a dar un beso de agradecimiento” – dijo la víbora todavía atónita, mientras se debatía entre la vida y la muerte- “ahora que me habías arreglado mi nidito…”. “Porque tu eres una víbora” -respondió el crío- “y yo un ser humano y así es mi naturaleza”

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