jueves, 12 de abril de 2007

ROSQUILLAS

Ayer mi abuela nos hizo rosquillas...

Claro, tú dirás que qué carajo te importa y que eso no es como para escribir un post. Pero si te acuerdas de que mi abuela es un fantasma y que lleva muerta más de tres años, la cosa cambia.

Nos invitó a un té invisible y unas rosquillas fantasmagóricas. Nos convocó a toda la familia y quien más quien menos ya se había hecho sus ilusiones. Unos pensaban que nos anunciaría que se nos iría definitivamente; otros ya pensaban preguntar si había visto a San Pedro, si era verdad que Elvis Presley seguía vivo o si Franco estaba considerando seriamente la posibilidad de resucitar; y alguno ya quería que nos explicara si el cielo es tan grande como dicen y se puede urbanizar o si por fin existe el purgatorio o no.

¡Pero que va! Mi abuela nos anunció solemnemente que la declaración de la renta le había salido positiva y que la culpa de todo la tenía Zapatero que quería sacar dinero hasta de debajo de los muertos y que pensaba vender las endesas y llevarse el dinero con ella a la tumba. A mi padre se le atragantó la imposible rosquilla, como comprenderéis; se puso todo rojo y empezó a toser; claro, él ya se ha gastado la herencia de la abuela en un todoterreno. No le envidio el papelón.

Yo, viendo que la cosa se ponía tensa, le dije a mi abuela que me gustaban mucho las rosquillas de hoy, pero que el agujero del centro le había salido un poco grande de lo normal. Mi abuela me miró un poco más fríamente de cómo debe hacerlo un fantasma familiar y me dijo amenazante “Iago, Iago, siempre tan simpático…. te voy a matar”.

Ahora estoy un poco acojonado, francamente, temo por mi paga semanal.

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