miércoles, 11 de abril de 2007

DECORACIÓN

Mi madre ha decidido redecorar la casa. Ha leído un artículo sobre tendencias decorativas del prestigioso decorador Feliciano Teixeiro, y ha descubierto que la casa le daba mal rollo, que había muchos trastos por el medio y que ahora quiere una decoración zen y minimalista.

El caso es que nosotros vivimos en una democracia familiar y que mi madre, entonces, ha publicado unas disposiciones para la redecoración de la casa, sugiriéndonos sus nuevos criterios decorativos:

1. Según la disposición transitoria primera, nada de fotografías en la casa, ni de vivos ni muertos. Dice que a los vivos si son de la familia ya los vemos de vez en cuando y si no son de nuestra familia no tenemos porque aguantarlos. Así que adiós al póster de Jim Morrison.

2. Según la disposición transitoria segunda las luces deben ser indirectas. Ha llenado la casa de lámparas redondas como globos colocadas por el suelo en todos los cuartos y pasillos. Así que la iluminación ha quedado muy moderna, pero todo el día vamos tropezando por ahí con las putas lámparas.

3. Nada de libros en ningún sitio. Ha mandado guardar todos los libros porqué ya no se llevan como elemento decorativo y se llenan de polvo. Según la disposición transitoria tercera (o sea ésta) todos los libros deben ser depositados en lo que ha llamado pomposamente “la biblioteca” (un cuarto al lado del garaje) y se permitirán únicamente dos libros por mesilla y persona.

4. Y lo que me ha sentado peor, francamente. En una disposición transitoria final ha dicho, todo lo democráticamente de que es capaz, que “el que no esté conforme ya sabe donde tiene la puerta y que cuando tengas tu casa ya la pondrás como quieras y aquí mientras vivas, se hace lo que yo quiera y punto”. ¡Ole, sus cojones!

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