No en este país, ¡eh!, en otro país, claro. Que por decir que en España la justicia es un cachondeo quisieron llevar a la cárcel a un famoso alcalde. Por eso estas cosas no pasan aquí, pero yo os lo voy a contar por si acaso:
Este era un presidente de una Comunidad Autónoma con pinta de maricón reprimido, que acepta regalos de una trama corrupta que organiza todos los eventos de su partido, con lo que los tíos se forran. Los regalos fueron: trajes, zapatos, relojes y entradas de circo y cosas así. A cambio, este presidente y todos sus subordinados, fragmentaron contratos en contratos menores para poder dárselos a dedo a sus amigotes para que se forraran. Cuando lo pillaron, el listo del presidente dijo que todo era mentira, que el se pagaba sus trajes, pero que no tenía las facturas, porque se los pagaba con el dinero de la caja de la farmacia de su mujer. El tío que le hacía los regalos presume de que se está forrando con estos favores. La cosa llega a los tribunales. Y dos jueces, intímos amigos de nuestro presidente, que son nombrados por el mismo partido político, dan por hecho que ese presidente ha mentido. Pero como son sus amiguetes explican, razonadamente eso sí, en su resolución que es legal que ese presidente acepte regalos, que no pasa nada..., y ¡oh milagro! archivan la causa contra su amiguito, que para eso los nombro, faltaría más. Y la gente que vota en las elecciones en ese país le siguen votando, y todos tan contetos, y aqui paz y después gloria.
Desde luego lo qué hay que ver: a presidentes corruptos que aceptan regalos les archivan la causa por que son amiguitos de los jueces, y a un pobre tío que pillan robando un chorizo, lo meten en chirona. Pero estos jueces ¿A qué juegan? ¿No tienen verguenza? ¿Que coño les enseñan en las facultades de Derecho? ¿A ser corruptos? Claro, todo ello en otros países, que en España todos los jueces son imparciales e incorruptibles y no se casan con nadie, ni aunque seas el Presidente de la Comunidad.
Y es que hay países en los que la justicia es un cachondeo, pero no en España, ¡eh! En otros países, claro, por supuesto; pero yo os lo cuento por si acaso...
Este era un presidente de una Comunidad Autónoma con pinta de maricón reprimido, que acepta regalos de una trama corrupta que organiza todos los eventos de su partido, con lo que los tíos se forran. Los regalos fueron: trajes, zapatos, relojes y entradas de circo y cosas así. A cambio, este presidente y todos sus subordinados, fragmentaron contratos en contratos menores para poder dárselos a dedo a sus amigotes para que se forraran. Cuando lo pillaron, el listo del presidente dijo que todo era mentira, que el se pagaba sus trajes, pero que no tenía las facturas, porque se los pagaba con el dinero de la caja de la farmacia de su mujer. El tío que le hacía los regalos presume de que se está forrando con estos favores. La cosa llega a los tribunales. Y dos jueces, intímos amigos de nuestro presidente, que son nombrados por el mismo partido político, dan por hecho que ese presidente ha mentido. Pero como son sus amiguetes explican, razonadamente eso sí, en su resolución que es legal que ese presidente acepte regalos, que no pasa nada..., y ¡oh milagro! archivan la causa contra su amiguito, que para eso los nombro, faltaría más. Y la gente que vota en las elecciones en ese país le siguen votando, y todos tan contetos, y aqui paz y después gloria.
Desde luego lo qué hay que ver: a presidentes corruptos que aceptan regalos les archivan la causa por que son amiguitos de los jueces, y a un pobre tío que pillan robando un chorizo, lo meten en chirona. Pero estos jueces ¿A qué juegan? ¿No tienen verguenza? ¿Que coño les enseñan en las facultades de Derecho? ¿A ser corruptos? Claro, todo ello en otros países, que en España todos los jueces son imparciales e incorruptibles y no se casan con nadie, ni aunque seas el Presidente de la Comunidad.
Y es que hay países en los que la justicia es un cachondeo, pero no en España, ¡eh! En otros países, claro, por supuesto; pero yo os lo cuento por si acaso...
No hay comentarios:
Publicar un comentario