Buscando el otro día en Google información sobre un nombre, me topé con un término que me ha impactado y del que nunca había oído hablar. Se trata de Adelphopoiesis. Y me ha extrañado, además, porque durante esos meses en que se discutió tanto sobre el matrimonio gay y su regulación, al que se opuso con tanto ahínco el PP y la Iglesia, nadie sacó el tema a colación. No he visto nada más hipócrita que esta iglesia nuestra.
Pues parece que la Adelphopoiesis era un matrimonio que bajo la apariencia de rito de hermanamiento, se celebraba en las iglesias durante la edad media para unir a ¡dos personas del mismo sexo! Y eso es lo que significa exactamente Adelphopoiesis, por lo visto: “hacer hermanos”.
Pero nada de cortarse una vena y unir la sangre como hacían los siux en las pelis del oeste, nada de eso. El rito era talmente una boda, los que se hermanaban participaban en una ceremonia perfectamente estructurada, en la cual se intercambiaban regalos y besos, y luego ¡salían a la puerta de la iglesia a gritar al mundo su unión! Vamos, que solo faltaba que los invitados les tiraran arroz, jajaja.
Y lo que es más fuerte, generalmente era uniones “para toda la vida”. Se juraban amor eterno y eran enterrados juntos. Parece que hay cementerios ingleses e irlandeses, en los que se pueden encontrar numerosos enterramientos con los nombres de dos hombres. Las inscripciones son a menudo una muestra del cariño que se tenían: «El amor los unió en la vida. Que la tierra los una en la muerte». Y parece también que entre los que se adelphopoiaron están San Sergio y San Baco (lo siento, Sergio, si es que hay nombres que marcan, jajaja).
A ver, que nadie se me cabree, porque yo también soy gay, pero ¿esto no es una mariconada? ¿A qué tanto oponerse ahora los curas a algo que ya hacían en la Edad Media? Al final es que no les gustaba el nombre de matrimonio… ¿Y por qué no le pusimos Adelphopoiesis? y todos tan contentos. Para que vean que yo soy más flexible que ellos, yo hubiera aceptado este término para casarme con otro hombre. Ya lo veo en papel: ¿Quieres adelphopoiesistarte conmigo? o Antonio y Manuel le comunican a ustedes su próximo apdelphopoiesistamiento, queda usted invitado, jajaja.
Si al final no hay nada más moderno que lo antiguo, si exceptuamos tal vez a Madonna, jajaja.
Pues parece que la Adelphopoiesis era un matrimonio que bajo la apariencia de rito de hermanamiento, se celebraba en las iglesias durante la edad media para unir a ¡dos personas del mismo sexo! Y eso es lo que significa exactamente Adelphopoiesis, por lo visto: “hacer hermanos”.
Pero nada de cortarse una vena y unir la sangre como hacían los siux en las pelis del oeste, nada de eso. El rito era talmente una boda, los que se hermanaban participaban en una ceremonia perfectamente estructurada, en la cual se intercambiaban regalos y besos, y luego ¡salían a la puerta de la iglesia a gritar al mundo su unión! Vamos, que solo faltaba que los invitados les tiraran arroz, jajaja.
Y lo que es más fuerte, generalmente era uniones “para toda la vida”. Se juraban amor eterno y eran enterrados juntos. Parece que hay cementerios ingleses e irlandeses, en los que se pueden encontrar numerosos enterramientos con los nombres de dos hombres. Las inscripciones son a menudo una muestra del cariño que se tenían: «El amor los unió en la vida. Que la tierra los una en la muerte». Y parece también que entre los que se adelphopoiaron están San Sergio y San Baco (lo siento, Sergio, si es que hay nombres que marcan, jajaja).
A ver, que nadie se me cabree, porque yo también soy gay, pero ¿esto no es una mariconada? ¿A qué tanto oponerse ahora los curas a algo que ya hacían en la Edad Media? Al final es que no les gustaba el nombre de matrimonio… ¿Y por qué no le pusimos Adelphopoiesis? y todos tan contentos. Para que vean que yo soy más flexible que ellos, yo hubiera aceptado este término para casarme con otro hombre. Ya lo veo en papel: ¿Quieres adelphopoiesistarte conmigo? o Antonio y Manuel le comunican a ustedes su próximo apdelphopoiesistamiento, queda usted invitado, jajaja.
Si al final no hay nada más moderno que lo antiguo, si exceptuamos tal vez a Madonna, jajaja.
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