sábado, 14 de febrero de 2009

SAN VALENTÍN ME PONE

Foto: cortesía de Nyc, del blog "Inqueerer"


Hace un día precioso, que ya anuncia la primavera. Así que decidí irme a patinar. Para mi patinar en monopatín es como surfear, pero en cemento, donde las viejecitas asustadas hacen de olas. Te advierto que son igual de peligrosas, o si me apuras más. A las viejas no les gusta nada que pases entre ellas a toda ostia… ¡A los mayores no hay quién los entienda!

Total, que me preparo con mis converse, mi monopatín y mis ranglan y me tiro a la calle. Hace un día cojonudo, y enseguida cojo carrerilla tirándome por la cuesta abajo. ¡Que excitación siento inmediatamente por todo mi cuerpo! Un placer increíble se apodera de mí, me estoy poniendo cachondo, con un viento fresquito acariciándome la cara, todo el vello se me eriza, noto el sol calentando cada centímetro de mi piel… ¿La piel? ¡Coño! Con razón todo el mundo me miraba como si fuera desnudo. Dios, que vergüenza, tengo que volver inmediatamente.

Es que estar enamorado en el día de San Valentín es lo que tiene. Vas como loco, sin pensar en nada, te olvidas de todo, solo pensando en tu amado. He salido de casa y no me he dado cuenta de nada. Es terrible, cómo no me he dado cuenta antes. Me siento en pelotas... ¡me he dejado el spray gris plata de las pintadas en casa!

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