jueves, 12 de febrero de 2009

EL DÚO DE LA AFRICANA

Ayer fui al teatro…. (¿Lo digo? Es que empiezo así todas mis crónicas, jajaja).

Volví al Teatro María Guerrero. ¿A qué ya el nombre impone? Es como ir en Madrid a confesarse a la Catedral. El que vaya, claro que yo creo que hice 2 confesiones en mi vida, y una no fue a un cura, jajaja. Bueno, que me pierdo por el camino. El caso es que fui al teatro con la peña teatrera a 9 euros la entrada que, francamente, es una ganga. Lo organiza una profe del “tuto” al que iba hace tres años. Te busca la obra, te compra la entrada, te dice cuándo tienes que ir y te la lleva a la puerta. ¡No te preocupas de nada! Está genial.

El caso es que fuimos a ver (y oír, la verdad, porque cantan) “El dúo de la Africana” por el Teatro Lliure de Barcelona. Recordando el nombre de mis post de ayer, puedo decir que es una obra de metateatro. De teatro sobre el teatro, o más bien, como dice el programa de mano, de zarzuela sobre ópera. Porque de eso trata la obra.

Se supone que es una compañía de zarzuela española que se embarca en una gira para hacer las “Américas” (¡ay la vieja Europa!, que dice Álvaro Locx). Empeñados en representar una ópera conocida, La Africana de Meyerbeer, las circunstancias personales: líos de faldas principalmente, y las circunstancias políticas del país en que aterrizan, algo así como Nueva Peñaranda, (lo cual me ha recordado a un bloguero italianizante que he conocido últimamente y él sabrá el por qué…, jajaja) impiden la representación. Pues una de tantas revoluciones de tipo personalista y violenta (ahora las hacen modificando la constitución a capricho) estalla justo cuando van a conseguir los permisos.

Es muy graciosa la escena en que el productor de la obra, hombre cuentista y avariento, hablando en un falso italiano cuenta como no paga a ningún miembro de la compañía sus salarios, pues el que no es familiar es muy malo como cantante, lo que le sirve como excusa. El caso es que no paga a nadie… ¿una crítica política y social? No sé, queda un poco diluido en el tono chusco y divertido general. La representación transcurre rápida y divertida, y los actores cantan muy bien. Interpretando unas canciones de ese tonillo menor en que el coro hace eco de las voces principales. En fin, casi podíamos decir que es una comedia musical aunque decimonónica. Aunque si te digo la verdad yo esperaba más del Teatro Lliure.

La representación transcurrió con cierta inquietud. Además de mi peña estudiantil asistía lo que yo supongo otra de la tercera edad. Alguno de ellos debió de dejar la trompetilla en casa, y no paraba de gritar: “No se oye nada” y, más graciosamente cuando ya iba una hora de representación: “No se oyeeeee, vais a tener que repetir todo”. Igual era parte del espectáculo, porque la reacción del resto del público fue una carcajada general.

Al final, con la revolución triunfando en el escenario, los actores descienden entre el público haciendo estallar sus petardos y lanzando octavillas. Y ya es la tercera vez este año, que la revolución me coge en el patio de butacas y sin arreglar, jajaja. En fin se pasa un rato agradable por nueve euros, pero no pagues ni uno más.

Y te recuerdo que el Teatro María Guerrero está a un paso de Chueca. Así que al final, si consigues desprenderte de casi 100 coleguitas que van contigo al teatro, igual hasta echas un polvete rápido de pie, jajaja. ¡Ains! Qué difícil es follar.

Bezos a todos

No hay comentarios:

Publicar un comentario