jueves, 14 de junio de 2007

YO VOY PA INTELECTUAL, YA AVISO

Últimamente me he dado cuenta que me estoy convirtiendo en un intelectual, ya lo aviso. Cualquier día empiezo a escribir unos post que no los entienda ni dios, como es la obligación de todo intelectual que se precie.

Si mi blog todavía no ha sido incluido entre los más cultos y refinados de los escritos en lengua castellana hasta ahora es porque mis post eran intrascendentes y se entendían perfectamente. Igual a partir de ahora no. Yo cuando empecé en esto de los blogs, os prometí que asistiríais a mi conversión en un periodista y afamado escritor. Pues ya estáis empezando a asistir a semejante transformación; y ya ves tan ricamente, gratis y desde el sillón de tu casa.

¿En qué noto yo que me voy volviendo un intelectual? En que antes los domingos el primer artículo de “El País” que leía era el de Elvira Lindo y ahora empiezo por el de Javier Marías que me gusta más, lo entiendo todo, y me quedo tan pancho. Como dirías tú Elvira querida, si me estás leyendo desde aquí te lo digo, pero tu estilo Manolito Gafotas todo el rato ya me cansa.

A mi ahora me encanta Javier Marías pero no acaba de despegar este chico; pero este tuberculoso ¿en qué estará pensando? Yo modestamente le voy a dar un consejo: si en tus artículos pusieras un poquito más de sexo explícito hoy serías más famoso que Buenafuente o que yo mismo casi. Un poquito de escándalo no le hace mal a nadie. Por eso yo pienso ser el intelectual perfecto: oscuro y escandaloso; una fórmula que no falla ¡lo juro por mis negros cojones!

Bueno, a mi me gusta Javier Marías aunque ahora ya se que yo no le gusto a él. En uno de sus últimos artículos arremete contra la sobreexplotación y abuso que hoy se hace de fragmentos literarios o musicales y de su frivolización. Así escribe que ya está hasta los cojones de los que ensalzan el comienzo de “Cien años de soledad” (que a mí me encanta) o de los que ponen fragmentos musicales archiconocidos en los anuncios de televisión. De la vulgarización de la cultura, podíamos decir. Y escribe un fragmento que creo que personalmente me afecta, dice: “No digamos ya con los textos inanes que sin embargo hacen fortuna, como el ya insoportable cuentecillo del dinosaurio de Monterroso (1) que encima ha dado lugar a toda una corriente imitativa aún más insoportable, la de los llamados “microrelatos” o algo así, con los que muchos escritores chistosos se sienten ufanos y cómodos. Cuestan tan poco…” ¡joder! me ha dejado chafado; bueno, y a vosotros también un poco, ¡eh! no digáis que no.

Bueno, no te preocupes Javier, tienes razón. Se puede decir más alto pero no más claro; ya no me siento tan intelectual. La verdad es que ya no me siento nada; no sé si cerrar el chiringuito o seguir escribiendo tan ufano mis microrelatos como si no esto no lo hubiera leído, como si esto no hubiera pasado. En cualquier caso, Javier, yo si que voy a seguir leyéndote a ti; sigues siendo mi ídolo actual, lo siento.

Saludos. Bezos.

(1) Por si alguien no lo conoce, ahí va el famoso cuento del dinosaurio de Monterroso: Cuando despertó el dinosaurio todavía estaba allí

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