lunes, 11 de junio de 2007

HERMANO

Ya va siendo hora de que en mi blog presente a algunos de mis hermanos. Realmente me cuesta hacerlo, por mi pudor (no exento de exhibicionismo) a hablar de cosas personales; pero como últimamente me he desmelenado en post súper íntimos que desnudan mi vida, he decidido hoy dedicarle un post a mi hermaniño.

Mi hermano C. es dos años mayor que yo y es más alto, más inteligente y más guapo y tiene unos preciosos ojos achinados. Me ha enseñado un montón de cosas, entre otras a montar en bici y a patinar, a nadar y a bucear, a jugar al fútbol aunque él juega a baloncesto, y a masturbarme. Y esto lo digo sin ningún ánimo morboso, ¡eh! Que nadie vea nada raro en esto; ni estoy enamorado de él, ni hay nada parecido a relaciones incestuosas. Yo soy gay y el hétero y los dos tan contentos.

En Galicia compartíamos habitación; bueno, realmente, lo compartíamos todo. Estrenamos el mismo triciclo y el mismo flotador, cacharreábamos en el mismo ordenador, leíamos los mismos libros, usábamos la misma ropa, destrozábamos la misma moto, nos reíamos de los mismos chistes, hacíamos las mismas gamberradas y nos llevábamos las mismas broncas. Hasta compartíamos la misma paga: él se quedaba con la suya y con la mía también.

Me enseñó a masturbarme, ya digo, a una edad temprana una tarde de aburrimiento que nuestros padres nos llevaron de visita al chalet de unos amigos en Pontedeume. No me acuerdo que edad teníamos, pero sí recuerdo la casa de la iniciación masturbatoria; aún hoy al pasar por allí me sonrojo y espero que los dueños de la casa no se hubieran asomado aquel día a la ventana que daba al jardín para ver a dos críos machacándosela con furor más propio de mejores faenas. Y recuerdo con especial cariño el día que habiendo salido de acampada me torcí un pié y me hice un esguince, pues siempre fui un poco mas patoso, y mi hermano con apenas 12 años me llevó encima de sus hombros los nueve kilómetros que nos separaban de casa.

Ahora últimamente, en Madrid, a mi hermano casi no lo veo. Tenemos cada uno una habitación distinta, distinta orientación sexual, distintas motos, hasta distintos calzoncillos. Mi hermano, además, se ha enamorado y como dice mi abuela: “tu hermano está hecho un fantasma, solo viene a casa a comer y a cagar “. Que diga eso mi abuela, que se murió hace tres años, no deja de tener su gracia.

Hermano ¡te quiero un huevo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario