viernes, 29 de junio de 2007

AMOR DE BLOG

Mi blog y el tuyo se habían enamorado.

Mi blog descubrió un día tu blog y enseguida empezó a vibrar, empezó a notar que le saltaban las palabras. Devoró entero de arriba abajo todos sus post, y cuanto más leía más le gustaba. Le parecía un blog fascinante, muy bello – guapo, decía él – Un blog guapo, distinto, especial. Era lo que siempre había estado buscando; un blog esbelto, inteligente y con humor. Mi blog empezó a mandarle piropos al tuyo en forma de comentarios. Y poco después tu blog empezó a contestar al mío de igual manera.

Mi blog notaba que había feeling entre los dos. Cada día se levantaba temprano para leer el tuyo, esperando en él alguna frase cómplice, alguna gracia, una cita que hablara de él. Mi blog pasaba todo el día pensando en el tuyo y en cómo sorprenderlo. Mi blog se estaba enamorando locamente del tuyo y parecía que el tuyo le correspondía.

Mi blog entonces le mandó al tuyo un mail y el tuyo le contestó. Aquellos mails que se enviaban tenían la misma gracia e inteligencia que los post que colgaban. Mi blog estaba emocionado; todos los días enviaba al tuyo un mail cada día más romántico y luego esperaba el mail del tuyo; y el tuyo le contestaba con el mismo cariño. La cosa funcionaba. Mi blog solo tenía ojos para el tuyo ya.

Un día nuestros blogs quedaron en el MSN para conocerse mejor. Nuestros blogs estuvieron hablando largamente en tiempo real y comprobaron que la química seguía funcionando. Hablaron de todos, se rieron juntos, se contaron sus vidas, se sintieron más íntimamente ligados y compenetrados. Finalmente se declararon su amor con bellas palabras.

Así que pasaron a más. Mi blog le dio al tuyo su número de móvil, y tu blog le llamó. Nuestros blogs hablaron. Nuestros blogs tenía voz y sus voces sonaban igualmente bien. Eran voces cálidas y amorosas que seguían diciéndose aquellas cariñosas frases que hasta ahora se habían dicho por escrito. Nuestros blogs cada día estaban más enamorados y solo vivían ya para escucharse el uno al otro. Se juraron amor eterno.

Pero a tu blog le entraron las prisas. Empezó a angustiarse; cada día pedía más y más. No le importaba que mi blog tuviera que pasar los exámenes, que tuviera que vencer sus miedos y sus tabúes. Tu blog ya había pasado antes por eso, había ligado con otros blogs que, llegado el momento de la verdad, habían desaparecido. Tu blog empezó a exigir un compromiso, quería que mi blog declarara su amor, que era su único blog, que mi blog era suyo. Tu blog tenía urgencias y mi blog tenía miedos.

Y tu blog se volvió receloso. Tu blog, hasta entonces tan enamorado, empezó a refugiarse en otros blogs más jóvenes. Descubrió aquel otro blog que - éste sí -, parecía que era el blog de su vida. Un blog más romántico, más torturado, mejor escrito, que usaba mejores metáforas… Finalmente puso a mi blog entre la espada y la pared y el mío se acojonó. El mío no es un blog valiente; es un blog simple, ingenuo, miedica, un blog con complejos, un blog frívolo que no sabe lo que quiere. Tu blog se despidió del mío, curiosamente, casi sin palabras mediante un sms; sin muchas explicaciones, con más reproches de los debidos, con tristeza, enojado. Mi blog se quedó perplejo, sin entender nada.

Ahora tu blog amenaza con irse, con cerrarse, con desaparecer, pero no lo hará; porque tu blog, como el mío, sigue creyendo que el amor entre blogs es posible. Vanas ilusiones, palabras…

Pues bien, mi blog le quiere decir al tuyo que le quería.

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