Se cree que el primer rey del reino Plateado fue Feliciano Teixeiro I. Según cuenta la leyenda, su monarquía emanaba directamente de su dios, Thiago. Incluso para algunos, -la casta sacerdotal-, era su propio hijo. Para otros, sin embargo, era sólo su “criatura”.
Feliciano Teixeiro I fue un rey sabio que gobernó con mano de hierro. Muy atractivo y ocurrente, tomaba las decisiones justas y acertadas, lo que se llamó a partir de entonces “decisiones teixeironómicas”. Para algunos, sin embargo, era un soplagaitas que quería contentar a todo el mundo. Feliciano Teixeiro I fue un rey guerrero y conquistador. Se peleó mucho con los hititas y los estitas y todos los pueblos acabados en -itas. Es que no le gustaban las cosas pequeñitas y les llamaba despectivamente “esos pichacortas”. Sin embargo le gustaban los espartanos, porque le daba por ahí. El decía siempre que “El mundo será plateado o no será”. Con está frase inventó la Filosofía Plateada y el concepto filosófico del Ser. Luego el ser, fue; pero finalmente, decayó.
Conoció mujeres, hasta treinta y nueve docenas de princesas desnudas y presentadoras de televisión vestidas por D&G (Dura y Grande, le ponían como indirecta), le presentó su padre para ver si se animaba, pero ni con esas. A todas ponía una prueba que ninguna de ellas logró realizar. Decía que se desposaría con aquella que consiguiera con su meada llegar a los 15 metros. Ninguna lo logró, que se sepa. Parecía que era de aquella manera. En cambio, conoció varón. Muchos. Lo que le divirtió, pero no le dió descendencia. En su reino organizó el Día de la Alegría, la Libertad y la Esperanza”, el DALE, en sus siglas. En esta fiesta, los hombres se vestían de mujer y las mujeres de hombres. Para algunos aquello era un trastorno, y alegaban que luego no se podía circular con los carros, y que quedaba todo el reino hecho un asco, lleno de mierda de tanta bestia. Es que los hay muy animales que siempre la van cagando. Pero el rey se mantuvo inflexible, dale que dale. Tuvo un amante al que mantuvo a su lado, incluso en sus campañas guerreras. Se llamaba Edilson y pasó a la historia por su extraordinaria belleza. De éste se conservan numerosas fotografías que se pueden ver en unos rollos aparecidos a orillas del río Manzanares, que se llaman “Los chicos de Ben Ami”
A Feliciano Teixeiro I se le atribuyen un montón de frases y de conquistas, aunque no todas ciertas. Parece que era atractivo y la tenía larga y grande. La espada, claro. Fue un héroe. Pero, como muchos otros héroes, su rostro y su cuerpo permanecen desconocidos, aunque son muchos los que afirman "ASI LO VÍ YO", sin que conste la verdad de esas afirmaciones. Es un misterio que no se pudo desentrañar en todo el mundo clásico y, mucho menos, ahora en la blogosfera. Para algunos, por ello, es un rey mítico. Para otros, un cuentista. Se admiten apuestas. También era un rey amante de las artes decorativas, en concreto de la pintura. Mandó decorar todo su reino con unas extrañas pintadas plateadas que se dió en llamar grafitis. No fueron bien entendidas en los reinos vecinos. Y por ello una tribu rival, los botellistas, le hicieron una guerra; perdida, todo hay que decirlo. Y es que no todo se hace por dinero.
Son famosas las frases que soltaba, cuando sus súbditos menos las esperaban. Era clarividente. Por ejemplo, solía preguntarse, meciéndose los cabellos y revolviendo unos extraños papeles escritos en un lenguaje desconocido todavía, y que llevaban en su encabezado el misterioso símbolo de “El País”, cosas como “¿Y Aznar, pues sigue sin dimitir…?”. Sus súbditos se miraban extrañados y respetuosos, pero pensaban siempre “qué coño dirá éste. Este rey está jamao”. Todas estas frases y pensamientos han pasado a nosotros en forma de Nuevo Testamento, que para algunos están inspirados, como decimos, por su propio dios, Thiago. Algunos historiadores, ateos mayormente, dicen que las sacaba de la punta del nabo, confundiendo la causa con el efecto. Hay quién se cree todo esto a pies juntillas; otros, sin embargo, se lo toman a pitorreo y lo mandan a tomar por culo. Y él tan contento.
Continuará….
Feliciano Teixeiro I fue un rey sabio que gobernó con mano de hierro. Muy atractivo y ocurrente, tomaba las decisiones justas y acertadas, lo que se llamó a partir de entonces “decisiones teixeironómicas”. Para algunos, sin embargo, era un soplagaitas que quería contentar a todo el mundo. Feliciano Teixeiro I fue un rey guerrero y conquistador. Se peleó mucho con los hititas y los estitas y todos los pueblos acabados en -itas. Es que no le gustaban las cosas pequeñitas y les llamaba despectivamente “esos pichacortas”. Sin embargo le gustaban los espartanos, porque le daba por ahí. El decía siempre que “El mundo será plateado o no será”. Con está frase inventó la Filosofía Plateada y el concepto filosófico del Ser. Luego el ser, fue; pero finalmente, decayó.
Conoció mujeres, hasta treinta y nueve docenas de princesas desnudas y presentadoras de televisión vestidas por D&G (Dura y Grande, le ponían como indirecta), le presentó su padre para ver si se animaba, pero ni con esas. A todas ponía una prueba que ninguna de ellas logró realizar. Decía que se desposaría con aquella que consiguiera con su meada llegar a los 15 metros. Ninguna lo logró, que se sepa. Parecía que era de aquella manera. En cambio, conoció varón. Muchos. Lo que le divirtió, pero no le dió descendencia. En su reino organizó el Día de la Alegría, la Libertad y la Esperanza”, el DALE, en sus siglas. En esta fiesta, los hombres se vestían de mujer y las mujeres de hombres. Para algunos aquello era un trastorno, y alegaban que luego no se podía circular con los carros, y que quedaba todo el reino hecho un asco, lleno de mierda de tanta bestia. Es que los hay muy animales que siempre la van cagando. Pero el rey se mantuvo inflexible, dale que dale. Tuvo un amante al que mantuvo a su lado, incluso en sus campañas guerreras. Se llamaba Edilson y pasó a la historia por su extraordinaria belleza. De éste se conservan numerosas fotografías que se pueden ver en unos rollos aparecidos a orillas del río Manzanares, que se llaman “Los chicos de Ben Ami”
A Feliciano Teixeiro I se le atribuyen un montón de frases y de conquistas, aunque no todas ciertas. Parece que era atractivo y la tenía larga y grande. La espada, claro. Fue un héroe. Pero, como muchos otros héroes, su rostro y su cuerpo permanecen desconocidos, aunque son muchos los que afirman "ASI LO VÍ YO", sin que conste la verdad de esas afirmaciones. Es un misterio que no se pudo desentrañar en todo el mundo clásico y, mucho menos, ahora en la blogosfera. Para algunos, por ello, es un rey mítico. Para otros, un cuentista. Se admiten apuestas. También era un rey amante de las artes decorativas, en concreto de la pintura. Mandó decorar todo su reino con unas extrañas pintadas plateadas que se dió en llamar grafitis. No fueron bien entendidas en los reinos vecinos. Y por ello una tribu rival, los botellistas, le hicieron una guerra; perdida, todo hay que decirlo. Y es que no todo se hace por dinero.
Son famosas las frases que soltaba, cuando sus súbditos menos las esperaban. Era clarividente. Por ejemplo, solía preguntarse, meciéndose los cabellos y revolviendo unos extraños papeles escritos en un lenguaje desconocido todavía, y que llevaban en su encabezado el misterioso símbolo de “El País”, cosas como “¿Y Aznar, pues sigue sin dimitir…?”. Sus súbditos se miraban extrañados y respetuosos, pero pensaban siempre “qué coño dirá éste. Este rey está jamao”. Todas estas frases y pensamientos han pasado a nosotros en forma de Nuevo Testamento, que para algunos están inspirados, como decimos, por su propio dios, Thiago. Algunos historiadores, ateos mayormente, dicen que las sacaba de la punta del nabo, confundiendo la causa con el efecto. Hay quién se cree todo esto a pies juntillas; otros, sin embargo, se lo toman a pitorreo y lo mandan a tomar por culo. Y él tan contento.
Continuará….
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