domingo, 10 de enero de 2010

EL POST QUE TENDRÉ QUE ESCRIBIR ASI QUE PASEN CINCUENTA AÑOS…

He leído muchos post de blogocebolletas que a mi me dan mucha envidia. En ellos estos recalcitrantes añorantes nos cuentan las series televisivas de “su época”. Yo me pongo malo cuando oigo lo de “mi época”, pues considero que todo el que vive lo hace en su época, pero bueno; el tema es otro.

Y hablan de unas series míticas que yo lo flipo en colores. Uno hablaba de Ed, ¡un caballo que hablaba! Otros de una panda de niños que se pasaban todo el verano azul cantando gilipolladas con un pescador de nombre Chanquete. Un perro detective que se llamaba Rintintín; una par de gays (Epi y Blas) que les enseñaba el mundo a los niños; un erizo rosa (sin duda fruto de alguna mente igualmente gay) llamado Espinete que también hablaba; y la impresentable Alaska haciendo de bruja…que es lo único que ha hecho en toda su vida, por otro lado. ¡La verdad no me extraña que estéis todos los mayores mal de la olla y un poco neuróticos! Ahora entiendo la esquizofrenia de la generación de mis padres, la X, la Y, o la yo qué sé…

En cualquier caso yo no voy a esperar cincuenta años para contar cuales son mis series preferidas ahora que estoy dejando atrás la adolescencia. Soy un preadulto postadolescente, de ser algo. Y para acordarme, entonces de bloguero adulto, casi voy a dejar ese post “rememoratriz” ya escrito.

Mis series preferidas no son ninguna de esas míticas que le gustan a todos los intelectuales: Ni “Héroes” ni ninguna de esas tan culturetas de la Cuatro; ni “El Internado”, ni siquiera “Sin tetas no hay paraíso”. Como ahora hay tele digital yo veo esas nuevas cadenas, Sony, Disney, etc. Y de todas las series que están poniendo la que mas me gusta es “Will y Grace” (aunque creo que ya es antigua). Se trata de una pareja formada por un gay madurito y una judía avarienta que viven juntos. En su vida hay una imposible tensión sexual bajo una relación más que fraternal. En una serie claustrofóbica que ocurre casi toda ella en el salón de su casa y no hay misterio alguno, pero los diálogos son tan divertidos e inteligentes que en ocasiones creo que solo yo los entiendo. Pero este post, repito, no es para presumir de tuberculosis. Porque las otras series que me gustan son: “Los magos de Waverly Place”, me encanta esa familia de magos alocados que disimulan viviendo en una pizzería vulgar, y además me encanta fisicamente el protagonista sin saber muy bien el por qué. Y me encanta "La familia salvaje": Un padre separado que tiene a cinco hijos cafrés (tres de ellos guapísimos) que no paran de hacer gamberradas. Otra serie que me encanta es “Hotel, dulce hotel” en el cual dos gemelos que, en cualquier otra situación los mataría yo con mis propias manos, pero que en la serie me hacen reír con sus tonterías, y sobre todo me gusta el personaje de una china millonaria y súper frívola que me parece uno de los mas graciosos que han creado jamás los guionistas, y que me recuerda a Jimbito.

Y ahora, para colmo, y esto no lo puedo decir sin sonrojarme, estoy enganchado con la versión infantil – si no infantiloide,- de Betty la Fea, llamada "Patito". Pero estoy enganchado de verdad, hasta el punto que voy a buscar a mi primita de cuatro años para ir juntos al parque cantando sus canciones: “Yo no soy de las divinas…” Es que me encantan sus números musicales y el acento argentino de todos los protas, sobre todo de Matías.

Y ya está, así ya tengo escrito un post que me ahorraré escribir dentro de cuarenta años. Igual en esas fechas no me tenga que poner colorado al contar al mundo mis series televisivas preferidas, como ahora, jajaja. Espero que las de entonces sean todavía peores. Pero, de momento, es lo que hay y lo que yo veo... Ya sé que con un rabo de 19 centímetros, soy un moñas en mis gustos televisivos. Pero ¿qué esperáis de alguien que le pide a los Reyes un muñeco de Pocoyó? Porque "Pocoyó" es, en realidad, la serie que más me gusta, ¡Y lo peor es que me lo trajeron…! (mi novio que es muy salao, el ijoputa, jajaja). Bezos.

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