miércoles, 20 de mayo de 2009

¡ODIO MAYO CON SUS FLORES!

Odio estos días del mes de mayo y sus flores. Y no porque yo sea alérgico que no lo soy. Lo odio porque todos los años por estas fechas la marujatorres, mi madre, y el militroncho, mi padre, deciden que están más gordos, que llega el veranito, y que hay que ponerse a régimen.

Yo, personalmente no tengo nada contra el hecho de que ellos se pongan a régimen. Mira, allá ellos, así vivirán muchos más años y tardarán más en irse a la otra vida y en pasearse por esta como hace mi abuela, que yo en mi casa ya tengo antecedentes familiares fantasmiles, como otros los tienen de hemofilia. Yo lo que odio es que nos pongan a todos. Mi abuela, precisamente, está que trina, me dice que "tus padres", -como si la culpa fuera mía, claro,- ahora me dan "cifra" de esa, para ir bien de vientre... ¡Quieren matarme de hambre!. Y es que ella no es consciente de que ya lleva en esa penosa situación casi cinco años, que los fantasmas es lo que tienen, que no ven bien el reloj, jajaja.

El caso es que la marujatorres nos ha impuesto una dieta severa, que mayormente consiste en prohibir las papas fritas. Y a mí eso me jode y no sabes cuánto. Siempre le digo yo que eso es una tontería, y que seguro que viene de algún estúpido informe yanqui mal traducido, que cualquier día descubren que las papas fritas no solo no engordan sino que, incluso, adelgazan. Y la cuestión es que ese día ¿a quién le reclamo yo por las patatas fritas no comidas…? Pero nada, mira que le explico también, que eso mismo pasó con el pescado azul que antes era fatal y ahora es estupendo para el colesterol (y remarco colesterol a ve si cuela), y que los niños antes tenían que dormir con la cabeza para abajo y ahora para arriba, y el vino antes era de borrachos y ahora es... ¡de millonarios! porque hay que tomar un vasito todos los días; pero eso sí, tiene que ser de reserva. Pero nada, ella dice que hay que adelgazar y punto. Y punto, es la frase que más odio de la marujatorres. Es terrible tener que explicarle a una madre que ha decidido adelgazar las nuevas teorías dietéticas. Para mí no hay nada más triste ni penoso que un buen filete empanado acompañado de una insípida, verde, crujiente pero cruda lechuga. El verde para las vacas.

Y lo peor es que mi padre, además, se pone para bajar el michelin a hacer bici en el salón. Mira, entre mi madre viendo la tele intentando decir el nombre de los famosos que nunca se aclara, mi abuela fantasma calcetando, mi padre en la bici, y yo allí delante cenando unas cerezas y un yogur, van a acabar conmigo. Y lo peor es que el militroncho cuando acaba con la bici se pone a dar saltitos en medio del salón. Unos saltitos de lo más ridículos, con la barriga pa arriba y pa abajo, ¡bumba, bumba! que como le digo yo, papá que así no vas a bajar el michelín, todo lo más se te va a cambiar de sitio… ¡pero nada! Ni flores. Y para colmo, ahora, "El País" va a regalar una báscula... ¡Ahora si que la hemos cagao!

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