jueves, 8 de enero de 2009

MIMOSO

En uno de mis post que ahora no recuerdo, un comentarista de los pocos que he tenido en plan troll, queriéndome ofender, me llamó Mimoso. Bueno, supongo que quiso decir caprichoso o consentido, porque a mi mimoso no me parece ningún insulto, la verdad.

Es más, yo reconozco que soy mimoso, y Mimoso era mi nick cuando ligaba en el chat de Chueca.com cuando empecé hace unos seis años, antes de tener un blog. Ya entonces era famoso por mi rápida escritura y mi vena romántica, jajaja. Porque antes de tener un blog yo ya había triunfado como chateador. Y creo que, en parte, el éxito obtenido vino por el nick elegido. Y desde luego, añado para que los que no lo sepan, que en el chat se folla más que en los blogs ¡dónde va a parar!; no hay que currar tanto escribiendo, no hay que esperar un año para ir a una quedada para que luego sean todos unos callos, y si quieres follar, no tienes que andarte con muchos miramientos, la verdad. Pues la gente está en general muy salida, y hace bien.

Entonces, ya digo, me costó mucho elegir mi nick y lo hice con sumo cuidado. Cuando todos se llamaban nombres sonoros y expresivos, como: Pollon21, Chicoenbragas, Tragoncete, Activodebadajoz, Follaryamostoles, Putopasivo, etc; yo escogí como nombre de guerra el de Mimoso, al que añadía la edad. Y lo hice conscientemente, porque olvidando la connotación negativa de caprichoso que se aplica con frecuencia a los críos pequeños, yo me sentía, y me siento, mimoso en el amor.

Yo tenía claro que no quería follar por follar. Y aún hoy, cuando ya he decidido que no se puede permanecer eternamente sin follar, matándote a pajas, esperando ese amor auténtico y verdadero que puede llegar o no, creo que no sirvo para hacerlo por hacer. Que no soy de los que aquí te pillo y aquí te mato, que necesito algo más, y que me gusta interpretar el sexo como una sinfonía y no como un simple intercambio de fluidos. Vamos que soy de los que dicen por el MSN que yo no follo, que yo hago el amor, jajaja.

Y que aún después de hacer el amor, soy de los que no tienen prisa, de los que gustan permanecer tumbados y abrazados, desnudo con mi amante en el lecho con las ropas desechas, sudorosos y agotados, con el esperma secándose en nuestros vientres, abrazados, entrelazados, agradecidos, con los pelos de sus piernas haciéndome cosquillas. Me gusta seguir con las caras muy juntas y contemplando a aquel objeto y causa de mi placer, sentir todavía su calor, su respiración, su satisfacción. Me gusta conocer cada poro y cada arruga de su piel y me gusta que todas sus células estén en contacto con las mías. Me gusta revolucionar su cabeza jugueteando con su pelo, y morder su oreja metiendo mi lengua por su oído externo. Me gusta aún acariciar su espalda con las manos sin parar, y con mi lengua seguir todas las vértebras y besarlas una a una, y me gusta pegarle pequeños mordisquitos en el cuello, y reírnos ya como dos enamorados. Me gusta que nuestras pollas en estado de semi descanso estén muy cercanas y enfrentadas sin decaer del todo, y me gusta que mi pecho y mi vientre respiren acompasados con los suyos. Me gusta el descanso del amor, y me gusta hacer el amor después de hacer el amor. Porque yo follo con todos los que amo y amo a todos los que me follo.

Y si bueno es el primer polvo, siempre me deja un poco insatisfecho y con ganas de repetir. Nunca me llega una sóla eyaculación para quedarme feliz y completo. Y no hay nada más excitante para follar que terminar de hacerlo la primera vez. Entonces, ese segundo polvo, tiene toda la intensidad de la primera vez, pero sin ninguna de sus urgencias; con el añadido de conocer ya las artes amatorias – y los puntos débiles- de tu ocasional amante. Y todo ello con mucho mimo.

Soy dulce en el amor. Firme y dulce. Sensible pero sin contemplaciones, mimoso pero enérgico, vivo y activo para ofrecer y ofrecerme. Pleno, generoso, cercano, hablador, y total. Y mimoso, entendido como alguien capaz de la mayor ternura y romanticismo mientras realizas tal vez el más animal de los actos humanos. Pero, por eso mismo, creo que ese mimo que yo pongo en el amor, es lo que lo diferencia del sexo de los animales. Como Mimoso me fue bien en el chat (seis años después alguno aún se acuerda de Mimoso, ¿verdad Gaby?), y mimoso sigo siendo en mi vida sexual hoy. Con el mismo éxito, tengo que decir; pues hasta ahora no he tenido ninguna queja, jajaja.

Bezos.

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