lunes, 5 de enero de 2009

COMPRANDO MIERDA (Post ecológico con su puntito escatológico)

El otro día leí en “EL PAIS” un artículo que me dejo hablando solo: España compra mierda a otros países más pobres. Bueno, en realidad compra derecho para emitir más mierda a la atmósfera y se queda tan pancha, tan contenta, ¡qué industrializados semos! Es la polla.

Le compramos sus derechos a países de la Europa del Este que no producen suficiente mierda para lanzar a aire y no contaminan lo suficiente. Pero que no se preocupen, vamos nosotros que somos un país rico y culto y avanzado social y científicamente, pagamos por sus derechos de “ensuciar” unos ¡mil doscientos cuarenta millones de euros! y seguimos soltando mierda al medio ambiente tan contentos. ¡que listos somos, y que bien hemos negociado el precio de la mierda!

Claro, decir que se podía emplear todo ese dinero en combatir la contaminación atmosférica es demagógico, seguro. Al fin y al cabo hay políticos que dicen que no hay calentamiento global y que defienden que no es el hombre el que contamina de CO2 nuestra atmósfera. ¿No nos saldría más barato comprar la mierda que esos políticos corruptos y vendidos a la industria sueltan por la boca? Pues no, les compramos la mierda a los países pobres para mantener unas industrias contaminantes necesarias para luego venderles a esos mismos países las mierdas que producimos y así recuperamos nuestros euritos….¡y todos tan panchos!

Así que ya sabes, si estás estreñido, no te preocupes ni te tomes laxantes…¡cómprale la mierda a tu vecino! Es más, yo estoy pensando en un gran negocio: ¡Telemierda! Mierda a domicilio. Se trata de comprar la mierda de los pobres y llevarla a la casa de los ricos, y de los banqueros… ¡Uy, no, creo que esto va a ser una ruina! Si los ricos producen mucha más mierda que los pobres, y si la mierda de los pobres valiera algo, seguro que ya la estaba explotando alguna multinacional con todos los pobres cagando 65 horas a la semana, sin parar y sin tiempo ni para el bocadillo.

¿Y Aznar? Pues sigue sin dimitir. Y el primo científico de Rajoy, tampoco. ¡Mierda!

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