domingo, 30 de septiembre de 2007

DESPEDIDA Y CIERRE

He llegado a las cien mil visitas a mi blog (bueno menos, porque alguna es mía, claro) y no sé cómo celebrarlo. Yo que he aportado tantas ideas a la blogueación y ahora no se me ocurre nada especial para este momento. ¿Quizás dejarlo? Son casi nueve agotadores meses poniendo casi un post diario e incluso a veces dos o tres. Creo que estoy embarazado o simplemente cansado, pero estoy “algo”; y si no lo dejo es porque me jode ser de esos que decía Canalla: “uno más que escribe un blog un tiempo y luego desaparece”.

Tampoco escribo esto para incitar a la gente a que me anime a seguir (que ya me lo reprocharon una vez) y por eso en este post no voy a admitir ningún comentario. Me quiero quedar solo frente a mi blog y frente a mí mismo, para decidir si quiero seguir poniendo aquí todas las gilipolladas que se me van ocurren o dejar un buen recuerdo como aquel que intentó repartir un poco de cariño, unas cuantas sonrisas, un gotas de ironía y sus pequeños recuerdos por la blogosfera pensando, en un principio, que todo eso no podía interesar a nadie.

Cada día me levanto pensando que voy a cerrar el blog, que hoy no voy a estar inspirado, que no se me va a ocurrir nada que colgar, que se me van a acabar algún día las historias, los cuentos, las anécdotas, las ocurrencias… porque no es por nada, pero escribir un blog es muy cansado y hay que estar siempre inspirado; casi mejor era escribir un libro y de mil páginas o así; total se trata de tener solo una misma idea para luego desarrollarla durante mucho tiempo. Pero luego voy al baño, me siento en el trono y ¡plof! una mierda nueva… perdón, quiero decir una idea nueva, algo que decir, una ocurrencia genial como todo lo mío… Vale, ¡una mierda nueva! Y así, mierda a mierda, voy a llegar a las cien mil visitas.

Pensaba preparar un premio para el lector 100.000 de mi blog. Pero como este es un blog de bajo presupuesto como esas cutre-compañías aéreas que te dan para comer una tapa de aceitunas, mi premio iba a ser: ¡una poesía! Pero no una poesía cualquiera, no. Una poesía original del auténtico Iago, con nº de serie y firmada por el autor (osea eu). ¿Y si el visitante cien mil soy yo pispo? Pues me hago una poesía a mí mismo, una poesía a mayor gloria de Iago en un ejercicio supremo de Iagocentrismo…, ¡Total es lo que llevo haciendo todo este tiempo!

Si a mí me dices que iba a leer tanta gente las chorradas chabacanas que yo escribo hubiera pensando que estás loco. No podía yo ni imaginar cuando empecé este blog animado en aquel momento por Iván lo vicioso que podía ser, la de gente interesante que conoces, lo misterioso que me resulta que haya gente que me lea (y a algunos, incluso, les guste). Es verdad que también me he creado enemigos y críticos atinados o no. Unos han sido injustos, otros no tanto; pero curiosamente siguen leyendo mi blog en un misterioso ejercicio de masoquismo aunque solo sea para sacarme los colores buscando los gazapos ¡cosas veredes!

Ya no soy aquel adolescente imbécil y quejoso de que nadie leyera su blog, ahora soy el mismo imbécil de siempre pero un poco más maduro, igualmente solo y reprimido en mi mariconez. No he salido del armario más que literariamente, no he encontrado el argumento definitivo que me haga abrir mi gaycidad al mundo en general. En el blog no pongo mi cara y en la vida real no pongo mi culo. ¡La vida, una vez más, imita a la blogosfera!

Hoy, haciendo recuento, creo que pesa más el debe que el haber, que he encontrado más amor que incomprensión, aunque también la ha habido. Y yo que pretendía agradar a todo el mundo (tarea que hoy ya se imposible) he despertado también odios incontrolados. Bueno, como he dicho alguna vez: lo que no mata, inspira. Gracias a todos, porque vuestros comentarios buenos o malos, acertados o equivocados, amables u ofensivos me han servido para conocer un poco mejor el mundo y, lo que no es poco, para conocerme un poco mejor a mí mismo. No sé qué más puedo decir; de momento voy a salir a dar una vuelta por la vida.

Ya veremos. Bezos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario