miércoles, 26 de septiembre de 2007

ADIÓS

“Adiós rios, adiós fontes;
Adiós regatos pequenos,
Adiós vista d’os meus ollos
Non sei cándo nos veremos…”
Rosalía
Bueno, me voy; es la hora de decir adiós…

A ti, que te veía todos los días paseando por la calle de los vinos de la Estrella con tu novia y no hacías otra cosa que mirarme el paquete una y otra vez en cada vuelta que dábamos, y te encontraba por las noches bailando ya sin tu novia…

A ti, guapo camarero de “Oh Coruña” que me ponías todos los días las copas gratis y te pasabas la lengua por los labios mirándome a los ojos cada vez que te pedía una…

A ti, dependiente de Stradivarius de la Plaza de Lugo que me acompañaste al probador para ayudarme a escoger unos pantalanes vaqueros piratas y me los ajustabas por la entrepierna diciéndome que éstos te sientan fenomenal y vas a estar estupendo con ellos…

A ti, que estuviste sentado a mi lado en el cine de Los Rosales viendo aquella película de Shrek mientras juntabas tanto tu pierna contra la mía que su calor me resultaba insoportable y su presión agobiante…

A ti, que te encontraba todas las noches por la Rosaleda paseando a tu perro que no dejaba de olisquearle todos los días el chichi a las mías, y tu no fuiste capaz de olerme a mi nada, sino apenas esbozar un “buenas noches” tímidamente cada vez que nos encontrábamos…

A ti, vigilante de la playa de Barrañán que me curaste aquella providencial picadura de un escarapote en mi pie, con una más que evidente excitación bajo tu holgado pantalón naranja y demorándote más de lo debido en estirar la crema anti inflamatoria, con la puerta de la caseta cerrada…

A ti, que desnudo en la playa igual que yo, no dejabas de mirarme disimuladamente bajo tus gafas de sol fashion mientras fingías leer ese libro de Paulo Coelho que no acabaste en todo el verano, y que te encontraba siempre cerca entre las olas, cuando ambos nos íbamos a bañar desnudos…

A ti, que me seguiste patinando por todo el paseo marítimo, desde la playa de San Amaro hasta el obelisco del Milenio pasando por la Torre de Hércules, adelantándome o dejándote adelantar según te interesara más o menos ver mi culo empujando mis piernas con aquellos patines…

A ti, ex primer novio que tuve, que quisiste que siguiéramos jugando como antiguamente a darnos besitos robados y a escondidas de toda nuestra pandilla, para satisfacer tu cuota de mariquita moderna pero con novia, y así engañarte a ti mismo otro año más con tu supuesta bisexualidad mientras no se te ocurre nada mejor que invitarme a cenar una hamburguesa al McDonal’s.

A ti, que con tu pinta de malote, recogías las fichas con aire profesional, pero sin dejar de tocarte todo el rato el paquete mientras me mirabas, en los coches de choque para niños pequeños instalado en Los Cantones que he visitado todas las tardes que he podido con mi primita la pequeña, siempre dispuesta al jolgorio…

A ti, que viniste a bailar a Coruña en el Festival Folclórico Mundial desde algún país remoto, y que bailaste para mí como si yo fuera el único espectador que quedara vivo sobre la tierra, provocándome con el movimiento exageradamente oriental de tus manos, el color cetrino de tu piel exótica y el parpadeo de tus pestañas…
A ti, que te conocí en la “Pantín Clasic” de surf y me cautivaste con tus ricitos rubios de surfeiro francés y me dejaste cera para darle a mi tabla y me estuviste contando, enfundado en unas bellas bermudas amarillas, todas y cada una de las playas en que estuviste surfeando…

A todas, maricas reprimidas del verano en Coruña… que os den por culo. Yo mañana salgo para Madrid. ¡Chueca, allá voy!

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