No, no, esto no es un post sobre el amor, verdaderamente. Es sobre "mi" amor Nadal, que ya sabéis que es una de mis grandes pasiones (y de aquella querida bloguera amiga, Bira, hoy ausente, y a la que aún recuerdo). ¿Que le estará pasando en su juego? ¿Por qué razón no ganará ni un puto partido y le vence cualquier mindungui que tenga una raqueta en la mano? ¿Será posible que una lesión le haya escoñado tanto o será, como dicen algunos seguidores de Freud, ese tuberculoso, que la separación de sus padres le ha trastornado? Para otros no es el mismo desde que se ha echado novia, y para los más radicales y malpensados el motivo es que antes se anabolizaba hasta las trancas y las nuevas medidas antidopaje en el tenis (estar todo el día localizado) le han pillado fuera de juego.No sé, pero para mi está siendo un vía crucis. Antes era uno de mis mayores placeres ver un partido suyo, con la seguridad de que al final ganaba. Ahora me resulta un suplicio pues no ganamos uno… En fin, solo quiero dejar constancia aquí que lo sigo amando, tanto en la victoria como en el fracaso. ¿Qué te pasa, amor? ¡Venga cari, ánimo! Qué estamos contigo.
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