(AVISO: Este post lo puede cargar el diablo, es el número 666.
El autor, osea eu, no responde de posibles accidentes
o desgracias durante su lectura; pero si no lo lees, menos.)
Hoy tenía un montón de post frívolos para colgar, ya sabéis, de esas chorradas mías, pero no tengo ganas. Leer que ya van más de 15.000 muertos por un ciclón en Myanmar me ha descompuesto. ¡Este país es mártir! Entre una férrea dictadura militar que redujo por las armas la revolución de azafrán y las catástrofes naturales como el famoso tsunami de hace cuatro años, no levantan cabeza. Y ahora ésto. Ahora me jode leer lo corriente que resulta calificar de “tsunamis” políticos los malos resultados electorales, haciendo una pobre interpretación de ese término.
El ciclón se ha llevado por delante cien mil viviendas (por llamarles algo, alguna vez tendríamos que reflexionar en occidente si la devastación sería la misma si la ayuda internacional al tercer mundo les diera para tener casas a pruebas de ciclones) y, además, ha destruido la cosecha de arroz. Y lo que me ha puesto de mala leche es que lo que preocupa aquí a los bien pensantes es que ¡va a subir el precio del arroz en los mercados internacionales! ¿Los mercados internacionales…? Seguro que es allí donde está pobre gente compra sus raciones de arroz diario, ¡no te jode! Se van a quedar sin comida después de perder sus hogares, el que suba el arroz para que en el primer mundo hagamos las paellitas domingueras nos debería preocupar menos.
Porque por otro lado, no puedo dejar de constatar que ahora se empiezan a dar cuenta del hecho de que los biocombustibles encarezcan – e impidan- la alimentación de los pobres. Algo que ya había dicho yo, proféticamente no es por nada, en un post anterior y que puedes leer aquí. No había que ser muy listos para saber que entre alimentar a los pobres de África o transformar los cultivos en combustible para los automóviles del primer mundo la elección iba a ser fácil.
Leer que agredieron a tres gays en Jerez por preguntar dónde estaba la caseta gay en la feria no me ha levantado el humor precisamente, como tampoco lo ha hecho la lectura de que la expresión “campos de concentración” es un invento español… ¿Para cuándo “campos de concentración para gays”. Visto lo visto en Italia, solo es cuestión de tiempo.
En fin, si luego se me ocurre algo más alegre, igual lo publico. Bezos.
El ciclón se ha llevado por delante cien mil viviendas (por llamarles algo, alguna vez tendríamos que reflexionar en occidente si la devastación sería la misma si la ayuda internacional al tercer mundo les diera para tener casas a pruebas de ciclones) y, además, ha destruido la cosecha de arroz. Y lo que me ha puesto de mala leche es que lo que preocupa aquí a los bien pensantes es que ¡va a subir el precio del arroz en los mercados internacionales! ¿Los mercados internacionales…? Seguro que es allí donde está pobre gente compra sus raciones de arroz diario, ¡no te jode! Se van a quedar sin comida después de perder sus hogares, el que suba el arroz para que en el primer mundo hagamos las paellitas domingueras nos debería preocupar menos.
Porque por otro lado, no puedo dejar de constatar que ahora se empiezan a dar cuenta del hecho de que los biocombustibles encarezcan – e impidan- la alimentación de los pobres. Algo que ya había dicho yo, proféticamente no es por nada, en un post anterior y que puedes leer aquí. No había que ser muy listos para saber que entre alimentar a los pobres de África o transformar los cultivos en combustible para los automóviles del primer mundo la elección iba a ser fácil.
Leer que agredieron a tres gays en Jerez por preguntar dónde estaba la caseta gay en la feria no me ha levantado el humor precisamente, como tampoco lo ha hecho la lectura de que la expresión “campos de concentración” es un invento español… ¿Para cuándo “campos de concentración para gays”. Visto lo visto en Italia, solo es cuestión de tiempo.
En fin, si luego se me ocurre algo más alegre, igual lo publico. Bezos.
A C T U A L I Z A C I Ó N
Parece a día de hoy que ya hay casi 100.000 muertos y otros tantos desaparecidos. La dictadura militar no solo no avisó de lo que iba a ocurrir sino que ahora pone cortapisas a la ayuda humanitaria o bien la roba directamente para traficar luego con ella....Ahora no podemos mirar para otro lado ¡Libertad para el pueblo birmano, ya!
Comentarista Plateado del día: Hombresparahombres
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