martes, 22 de abril de 2008

LA NIÑA QUE NO QUERÍA SER PRINCESA POR NADA DEL MUNDO


Cuento inacabado a Iria

Por si alguno no conoce el blog de Marcos “Polbo con cachelos”, el más tierno, noble y sincero que he leído jamás, explicaré brevemente su historia resumida. Marcos enamorado de Iván, fue expulsado de su casa y acogido en casa de su amigo Adri, el más guapo y mejor amigo sobre la tierra. Allí encontró refugio con los padres y hermanos de Adri que lo trataron como uno más. No tardó la desgracia en cebarse en esa familia mártir; en apenas un año falleció la madre y el propio Adri, la estrella más brillante hoy del firmamento. Pero allí sigue Marcos, en aquella casa con su nuevo padre, Alex, que lucha por sacar adelante a toda la prole.

Iria, es la hermana de Marcos, una niña encantadora a la que le gustaba mi blog de Chueca.com y me llamaba el “nene del bo naranja”. Una vez, ya le dediqué mi post "Burbujas de amor". Iria tiene tres años y es todo un carácter. Yo voy a esperar a que crezca para casarme con ella.

Pero no hace mucho Marcos me pidió un cuento para alegrar una noche a Iria y yo prometí hacérselo. A partir de un título y una idea que me pareció muy graciosa y original, empecé a escribir “La niña que no quería ser princesa por nada del mundo” Pero… no se me ocurre como terminarlo. Llevo un mes y estoy atascado ¿Me podéis ayudar? ¿Alguien se anima? ¿Os apatece terminar el cuento entre todos, a modo de otros blogs colectivos que he visto por ahí, o le dejo este cuento inacabado?

“Eráse una vez, allá por los tiempos de Pocoyó, un niña pequeñita llamada Iria tan preciosa que todo el mundo decía que parecía una princesa. Pero ella no quería ser princesa por nada del mundo. Todo el que la contemplaba decía siempre lo mismo: “qué guapa es, parece una princesa” pero ella, también, siempre contestaba lo mismo a todos: “yo no quiero ser princesa por nada del mundo”

No quería ser princesa. Ella quería vivir en su casa con sus hermanos, sus papis, su perro, su pez y sus muñecas, y cuándo le preguntaban por qué no quería ser princesa, de su boca siempre salían aquellas palabras, “Por qué no, por nada del mundo” A veces sus hermanos seguían preguntado, ¿Pero porque no?, Iria, por nada del mundo no es nada” y ella ser revolvía nerviosa: ”¡Ay!, que tonto eres, porque no, y ya está”. Iría era terca.

Un día salió a pasear por el campo en compañía de su perro y al llegar a una fuente se le apareció un sapo, que inmediatamente le dijo: “Por qué no me das un beso, guapa niña, que yo, aquí donde me ves, no soy un sapo, soy un príncipe al que hechizó una bruja malvada y solo volveré a ser príncipe por un beso de una niña como tú, y te convertirás en mi princesa”.

- Lo siento- le contestó, Iria. – Pero yo no quiero ser princesa por nada del mundo.- Iria siempre contestaba aquella frase con rotundidad.
- Pero si eres princesa tendrás todo lo que quieras, todas las muñecas que quieras.
- Yo no quiero más muñecas- contestó Iria. – Yo ya tengo las que me regalan mis hermanos y no quiero ninguna más por nada del mundo. Pero bueno, te daré un beso para que te vayas contento.
- ¡Que terca eres, niña…!- dijo el sapo un poco enfadado.- Pues si no quieres ser princesa, allá tu. Ya encontraré otra niña que quiera serlo.- Y de un salto se volvió al agua sucia de la charca.

Iria siguió su paseo, cuando de pronto vio que su perro había levantado un objeto raro del suelo. Cuando se agachó a cogerlo pudo ver que era una lámpara maravillosa de la que salió un extraño geniecillo.

- Hola, niña, muchas gracias por liberarme- dijo el geniecillo. Pídeme lo que quieras. Yo haré de ti una princesa.
- Yo no quiero nada, y no quiero ser princesa por nada del mundo.
- ¡Qué raro! – dijo el genio de la lámpara. - Todo el mundo quiere ser princesa. Eres una terca, niña.- Le dijo el genio.
- Pues yo no quiero y no quiero. Por nada del mundo. Y métete en la lámpara y no me des la lata, que mi perro se está poniendo nervioso – dijo Iria orgullosa mientras llamaba a su perro que estaba persiguiendo a un conejo.

Un poquito más adelante Iria se metió en una oscura gruta y en seguida oyó un tremendo gemido seguido de una sofocante oleada de calor. Era un enorme dragón que estaba llorando porque no podía andar.

- Si me ayudas – le dijo el dragón- yo haré de ti una princesa. A lo que Iria respondió de inmediato:
- Qué pesados todos, yo no quiero ser princesa por nada del mundo. Pero te ayudaré para que no te duela y puedas andar. - Así Iria le sacó al dragón una espinita que tenía clavada en su pata delantera y el dragón pudo empezar a corretear otra vez alegremente.

– Gracias, niña, eres una niña muy terca pero muy buena. Nunca te olvidaré.- Y se marchó volando y echando fuego por la boca.

Poco a poco se fue haciendo de noche e Iria no se daba cuenta que estaba muy lejos de su casa; las niñas que no quieren ser princesas se pierden mucho. Entonces montado en el dragón que ella había curado, que iba echando fuego por la boca para alumbrar, Iria vio al niño más guapo que nunca había visto, era un auténtico príncipe que le dijo:

- Hola, Iria, quiero que seas mi princesa, porque solo tu has curado a mi dragón, no le pediste nada al genio de mi botella, ni besaste a mi sapo para pedirle un reino. Por todo eso quiero que tú seas mi princesa…"


(… y no se me ocurre como continuar).



¿Tienes alguna idea para seguir o, casi mejor, para acabarlo? No quiero nombrar a nadie, pero estoy pensando en algunos a los cuales no les costaría mucho ponerle fin con más gracia y mejor estilo que mi pequeño esbozo. En fin, no penséis en mí, pensad en una niña que no quiere ser princesa por nada del mundo… Iria, mi niña, te quiero.


A C T U A L I Z A C I ÓN

Después de la votación celebrada en mi post con los posibles finales de los participantes, y con el 44,45% de los votos ha sido elegido como mejor final para continuar mi cuento el propuesto por Forgiven Princess que puedes leer aquí. Gracias a todos los participantes. ¡Ha sido genial!

Comentarista Plateado del día: Marcos e Iria, claro.

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