jueves, 9 de abril de 2009

"THE WAVE". SURFEANDO ENTRE EL PASADO Y EL FUTURO

Venir a Galicia en vacaciones es un viaje en el tiempo. No porque Galicia no esté igual de avanzada que el resto de España, sino porque en mi familia somos tantos que convivimos en estos días varias generaciones con sus propias ideas y convicciones, con sus inquietudes y sus temores. Y yo en el medio. Ya soy de la generación perdida. Es triste que ya con veinte años me siento que no pertenezco al pasado, pero tampoco tengo ya muy claro que me pertenezca el futuro; vamos como Zapatero.

Y es que mi encuentro con el pasado tiene siempre fecha. Cada año por estas fiestas a la hora de comer le pido a mi abuela algo con que abrigarme. Yo solo he traído camisetas, unas de manga larga y otras de manga corta que me pongo por encima, y alguna sudadera. Pero mi madre no encuentra conveniente que coma en la mesa con sudadera y visera. Entonces mi abuela me trae una enorme y gordísima chaqueta calcetada en lana que perteneció a “tu abuelo” e invariablemente me dice que “tiene más de cuarenta años”. Debe ser un milagro de Semana Santa, porque la chaqueta está impecable, no huele a naftalina ni nada y además siempre tiene cuarenta años, desde hace más de diez. Nunca cumple años, ni treintinueve ni cuarenta y una, siempre "tiene" cuarenta años. Mis amigos se ríen cuando se lo cuento. Y cuando yo me enfundo aquella chaqueta familiar, me siento poseído por el don de la sabiduría y me pongo a escribir, lástima que solo me salgan mamarraxadas de las mías, jajaja.

Y por otro lado, me he dado cuenta de que el futuro ya está aquí. Yo he traído mi monopatín, claro. Pero mi prima de 9 años me ha dicho que “a dónde vas con esa antiguallada”, que eso ya es viejuno y que lo que se lleva ahora es el “Wave”. El Wave por si alguno no lo sabe, es como un monopatín pero más pequeño, con un eje giratorio y dos ruedas que también giran 360º con lo cual, el movimiento que haces sobre él lo impulsa sin necesidad de ir sacando la pata para empujarse, como hago yo con mi monopatín. ¡Una pasada! Y su nombre me encantó, wave significa ola en inglés. La idea de ser un surfeiro urbano me fascinaba, pero tengo que reconocer que mi primer intento resultó un fracaso y solo conseguí una herida en una rodilla y, de todas formas, ya quedo como un poco mayor y ridículo en ese aparatejo. ¡Dios, es terrible! Ya soy mayor para los nuevos monopatines.

Pues nada, aquí seguiré entonces, -si la chaqueta de mi abuelo no me inspira la novela de mi vida y siendo demasiado mayor para los juegos juveniles,- dándole al blog para satisfacción propia y desgracia de mis sufridos lectores. ¡Hala, feliz puente!

¿Y tu cómo pasas la Semana Santa, felizmente o en familia?

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