domingo, 20 de julio de 2008

¡POBRE HOMBRE!

Se está empezando a extender por ahí un nuevo machismo como rechazo a lo que llaman “abusos jurídicos” en las parejas que se separan o se divorcian. Han extendido el rumor de que “todos los días son miles los maridos detenidos por denuncias falsas de sus mujeres por malos tratos”, que alguna habrá, no digo que no y de hecho conozco un caso sangrante por un blog cercano. De todas maneras, el que casi a diario asistamos a algún nuevo asesinato de género no les intimida ni les hace recapacitar.

Hacen gracietas sobre abogados especializados en divorcios que escamotean sus fortunas y consiguen que la mujer, que tal vez ha dedicado 40 años de su vida a llevar una familia, se quede sin nada y se vaya con las manos vacías. Y hablan de lo injusto que es el tener que pasar una pensión a la madre de sus hijos mientras ellos se van con otras casi siempre más jóvenes, claro. Es verdad que se producirán injusticias, por supuesto; pero como en todos los ámbitos de la sociedad. No por ello se puede decir que ahora el hombre es el exprimido. Lo que no puede ser es que algunos a los sesenta años se vayan con una jovencita de 18, como acaba de hacer uno de los miembros de los Rolling Stone, y no quieran darle nada a su mujer, que creo que lo está todavía buscando para que vuelva a casa… ¡la pobre! El tío se debió de volver loco con la joven, aunque no piense quizás, que es por su fama y su dinero. Ya veremos.

En un reciente artículo sobre divorcios de famosos de New York, leí el caso de Ben Odierno, magnate inmobiliario multimillonario, absuelto de haber asesinado a su mujer de veinticuatro puñalás, y declarado inocente por un jurado que no supo discernir si había sido un asesinato premeditado o no. ¡Hay que joderse! Y todavía estamos discutiendo si se puede decir “miembro” y “miembra”.

Todo esto me recuerda una conversación del verano pasado en mi Galicia natal, cuando todavía espantados por el asesinato de su esposa por un paisano de la aldea donde pasamos el verano, nos dijo un vecino todo cargado de razón: “¡Pobre hombre, lo que habrá tenido que aguantar para tener que matarla!” Así nos luce el pelo.

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