martes, 15 de julio de 2008

EL PROTOCOLO Y EL CEREMONIAL EN LAS FUERZAS ARMADAS

Ha caído en mis manos esté maravilloso libro sobre el protocolo en el Ejército, del que te voy a ir haciendo un resumen aunque no quieras, ¡te jodes que es la guerra! Pero hacer la guerra no es una cosa que se pueda hacer así a lo loco, disparando y matando sin ton ni son. Tiene sus reglas y protocolos. Mata, sí, pero con elegancia. ¡Qué no vaya a decir el enemigo, aún encima que le das, que eres un maleducado! Para eso está este libro, bueno y los siete anteriores... ¡y ya vamos por la segunda edicion! Es que cuando las Fuerzas Armadas protocolan, protocolan que te cagas.

Las reglas del protocolo en las Fuerzas Armadas pueden parecer una tontería, pero si no las sabes, nunca llegarás a Oficial y, mucho menos, a Caballero. Sin protocolo serás un simple mercenario, un asesino a sueldo, un militarucho del tres al cuarto que mata fatal, sin clase ni nada… Por eso yo, te voy a ir dando clases de protocolo militar.

Lección 1. Del espionaje militar.
El espía debe ser alguien perfectamente educado, con don de lenguas y que sepa comer con pala de pescado. “A donde fueras haz lo que vieras… y luego nos lo cuentas” podríamos decir que es la primera regla de un espía.

El espía tiene que tener un carnet de espía, claro; obtenido en una Academia de Espionaje homologada. Por eso los espías se suelen conocer todos, todos fueron al mismo cole. Todo espía que se precie debe ir perfectamente identificado, con sus credenciales que le autoricen a espiar un poco por todas partes.

Quedaría horrible y estaría muy feo que un espía tuyo fuera encontrado por ahí disfrazado o todo desarrapado. No, un espía tiene que tener un amplio vestuario pero de diseño. No es lo mismo espiar vestido de Armani que del Zara, francamente. Si espías así sin orden ni elegancia quedarás fatal, darás una imagen penosa de tu país, y luego ni te intercambian ni nada…, en todo caso te descambian en las rebajas. Y recuerda un espía no tiene por qué ser bajito. Un espía buen mozo espía más y mejor porque ve más arriba, simplemente, y puede ver el fútbol sin sacar entrada.

Lección 2. De la guerra a bala.
Llegado el momento de hacer la guerra, lo más importante es ser educado. Antes de disparar a un enemigo que pase por allí, deberás preguntarle si le importa que le dispares o, incluso que le mates. Eso ahorra muchos problemas y, lo más importante, balas. Y además un muerto matado de cualquier manera es un muerto descontento que nunca se sabe por dónde te va a salir. No es la primera guerra que se empieza por falta de educación.

En la guerra no se debe disparar primero. Ya sé que es un contrasentido, y parece darle ventaja al enemigo, aunque sea gordito. Pero disparar el primero está mal visto. Tu debes esperar a que te disparen primero y a ver si te dan. Si no te dan, no debes hacer burla del enemigo, llamarle cegato ni nada, le ruegas que repita su suerte. Si te dan, pues ya no tienes que decir nada, ¡te salvas!. Hombre Feliciano Teixeiro, -me alegra que haga usted esa pregunta- si es un misil no hace falta que pregunte a nadie, total no le van a ver.

Lección 3. De la guerra con espada.
La guerra a sable o espada tiene también sus estrictas reglas y sus normas. No vayas a ir por ahí todo ordinario dando mandoblazos a diestro y siniestro: da grima. No, hay que saber esgrima. Y sobre todo ser limpio. Llevarás un pañuelo de seda e irás limpiando el sable cada vez que decapites a alguien, no se vayan a mezclar las sangres y la liamos, ¡con la de enfermedades contagiosas que se pueden pillar! A ver si acabas con el enemigo con una epidemia antes de matarlo incluso.

Antes de matar a alguien a sablazos, pregúntale si tiene dinero, si tiene familia, y si tiene amigos que se hagan cargo de sus partes. Recuerda que algunas religiones no recogen a cadáveres mutilados y todo el campo de batalla queda hecho un asco.

Lección 4. De la compra de material.
La compra de material se hará pagando el IVA. Vigila que no te vendan cañones sin agujero como le pasó al famoso General Gila, y si tienes una sola bala, pídele al enemigo que te la devuelva cada vez que la dispares, pero pídeselo de buenas maneras, educadamente. Recuerda que si te la devuelve es voluntariamente, no tiene ninguna obligación de hacerlo.

Lección 5. De la hora del ataque.
Atacar a la hora adecuada en un arte. Es la táctica de guerra más importante y más difícil. Porque debes respetar las costumbres de cada país, y hay muchos y todos muy enemigos. Por ejemplo, no se debe atacar a los ingleses a la hora del te, a los españoles en la hora de la siesta, a los alemanes mientras están comiendo salchichas, a los rusos si están bebiendo vodka, a los italianos no se les debe atacar a la hora de misa, ni del ángelus, ni en vísperas, maitines ni en días de novenas o rosarios; y finalmente a los franceses no se les debe atacar si están follando. Bueno, en una estricta aplicación del protocolo, mientras se está follando no se debe atacar a nadie pues se puede perder algún miembro… del ejército.



(Continuará… siempre que me lo pidas por favor, claro. Jajaja).




NOTA: Por cierto, ahora que me acuerdo, también hay un Protocolo en el MSN, pero lo escribí yo, jajaja.

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