martes, 4 de marzo de 2008

PIROPO (POST INTERACTIVO)

El bar de Ángel Sierra es un antro enfrente de la plaza de Chueca que ha traspasado la barrera de ser viejo para pasar a ser antiguo. Es un bar precioso, donde sirven un estupendo vermut de grifo. La gente bebe las cañas de pie, y en la calle se forma todos los días un botellón espontáneo. Es un observatorio permanente de la gaycidad local. Puedes estar allí en la acera de enfrente de nuestra más famosa plaza oteando el ganado. Y cuándo ves una pieza que te gusta, puedes mandar al perro que todos llevamos dentro a la voz de “venga, ataca, muerde”. También puedes compra costo, pero eso es otro asunto.

Subía yo de patinar en la Castellana el otro día, por la calle Gravina, con mis vaqueros caídos enseñando mis calvinklein, mi mochila con los patines, mi visera y mis zapas plateadas, bien sudado, tan mono yo…, cuando al pasar por delante del bar de Ángel Sierra, noté como de un grupo de cuatro chicos que allí estaban aposentados con la caña en la mano, se adelantó uno de ellos, y separando a dos de sus amigos al pasar me espetó un ¡guapo! mientras me miraba. No diré que no me sentí halagado pero no fui capaz de reaccionar.

Vale, yo no soy un pardillo, pero reconozco que oírme piropeado me puso colorado y nervioso y no supe qué decir. Quizás el hecho de no esperar algo así, o de estar yo en minoría frente a ellos; el caso es que pasé como si tal cosa, disimulando, todo digno, como si no fuera conmigo, como una virginal (y tonta) novicia.

Ya después, recordando más fríamente el momento, y sintiéndome como si fuera Penélope Cruz pasando por delante de una obra, me dio por pensar que podía haberme dicho un piropo más… digamos contundente, ya puestos. Nunca estamos contentos; pero por poner un ejemplo: “¡eso es un cuerpo y no el de la guardia civil!” o “cuando tu sales se oculta el sol cegado por tu brillo” o incluso “tu culito respingón me la pone chorreante” me hubieran gustado más. No sé…, pero podía habérselo currado un poquito. A mi si hay un piropo que me gusta mucho es: “eres como una centolla, que te comería hasta la mierda”. Fisno y elegante, ¿qué no?

Y en este punto es en donde entra en juego mi famosa interactivez ¿Tu que piropo le dirías al hombre de tus sueños? Suponiendo que no sea yo, claro; y teniendo en cuenta que sólo te lo cruzas una vez en la vida o, como mucho, dos.


Comentarista Plateado del día: Fennec

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