Bueno, lo que más odio de volver de las vacaciones es comprobar que todo sigue igual, que no ha pasado algo digno de reseñar. Ya sé que para muchos que todo continúe igual al volver de unos días por ahí fuera resulta consolador, pero para el periodista que llevo dentro, es un aburrimiento.
Siempre que vuelve de unas vacaciones espero algún suceso anormalmente suculento, algo que anime mi vida y ya puestos, el blog: que una bomba atómica caiga sobre la facultad, por ejemplo (durante años albergué la esperanza de que ocurriera en el instituto, pero mis ilusiones fueron en vano); alguna vez ya os conté la cancioncita que cantábamos en el cole:
“Qué bonito es el instituto
visto desde un aeroplano,
más bonito es ver caer,
una bomba sobre él,
y dejarlo todo plano”.
Tampoco me importaría que llegaran los extraterrestres y aterrizaran en la Puerta del Sol, pero me han dicho que con ellos no cuente, que para extraterrestre ya está allí Esperanza Aguirre; me ilusioné también pensando que alguien le hiciera el traje a Belén Esteban, pero que va ni flores; y ya puestos en pedir lo más imposible, soñé que el Real Madrid gané un puto partido, pues tampoco.
En fin, volver a ver el mismo careto del conductor de autobús; los mismos morros del camarero de la cafetería donde me compro el bocata de calamares del recreo; la misma chaqueta – con el mismo lamparón- del conserje, o incluso el mismo paquete en la entrepierna de mi “gordis” que está tan bueno como siempre, a mi me resulta mucho más inquietante que si ocurrieran esos sucesos que añoro. Parece que nada hubiera pasado, que las vacaciones fueran una entelequia con la única variación en mi vida de ir en bici por los alrededores de la Torre de Hercules en vez de por la Casa de Campo; que en vez de hacerme dos pajas diarias me hago tres; y en que en vez de follar con madrileños, profundicé un poco más en mis relaciones con mis compatriotas gallegos.
Lo más sorprendente de la vacaciones es que echaran a Marcos de Fama, pero creo que lo voy a seguir sufriendo pues lo han cogido de bailarín (si, ¡bailarín!) para “Tu tienes talento”. Lo que tú tienes es una polla, Marcos, y perdona que te lo diga.
Ayer en Madrid, al ir a H&M para empezar bien el trimestre con alguna cutre camiseta nueva con la que epatar en la “Weekend” me pareció ver algún gay nuevo; pero pronto caí de la burra al ver que arrastraban una maletita de esas con ruedas que llevamos “todas” y me di cuenta que eran los últimos turistas gay en busca del polvo que no echaron en todas las vacaciones. Ya, pues yo para un polvo así a toda prisa, una cosa rápida de pie en los probadores del H&M como que no, conmigo que no cuenten. Así que estamos los de siempre.
Así que la única novedad es que me fui a Galicia hace una semana en verano; estuve en allí en otoño y ahora al volver hace un frío en Madrid de la ostia, más propio del invierno… ¡luego dicen que no hay cambio climático! Esto si que es un notición y un descontrol, sí; pero un descontrol pelín aburrido. En fin.
Comentarista Plateado del día: Arrumako.
Siempre que vuelve de unas vacaciones espero algún suceso anormalmente suculento, algo que anime mi vida y ya puestos, el blog: que una bomba atómica caiga sobre la facultad, por ejemplo (durante años albergué la esperanza de que ocurriera en el instituto, pero mis ilusiones fueron en vano); alguna vez ya os conté la cancioncita que cantábamos en el cole:
“Qué bonito es el instituto
visto desde un aeroplano,
más bonito es ver caer,
una bomba sobre él,
y dejarlo todo plano”.
Tampoco me importaría que llegaran los extraterrestres y aterrizaran en la Puerta del Sol, pero me han dicho que con ellos no cuente, que para extraterrestre ya está allí Esperanza Aguirre; me ilusioné también pensando que alguien le hiciera el traje a Belén Esteban, pero que va ni flores; y ya puestos en pedir lo más imposible, soñé que el Real Madrid gané un puto partido, pues tampoco.
En fin, volver a ver el mismo careto del conductor de autobús; los mismos morros del camarero de la cafetería donde me compro el bocata de calamares del recreo; la misma chaqueta – con el mismo lamparón- del conserje, o incluso el mismo paquete en la entrepierna de mi “gordis” que está tan bueno como siempre, a mi me resulta mucho más inquietante que si ocurrieran esos sucesos que añoro. Parece que nada hubiera pasado, que las vacaciones fueran una entelequia con la única variación en mi vida de ir en bici por los alrededores de la Torre de Hercules en vez de por la Casa de Campo; que en vez de hacerme dos pajas diarias me hago tres; y en que en vez de follar con madrileños, profundicé un poco más en mis relaciones con mis compatriotas gallegos.
Lo más sorprendente de la vacaciones es que echaran a Marcos de Fama, pero creo que lo voy a seguir sufriendo pues lo han cogido de bailarín (si, ¡bailarín!) para “Tu tienes talento”. Lo que tú tienes es una polla, Marcos, y perdona que te lo diga.
Ayer en Madrid, al ir a H&M para empezar bien el trimestre con alguna cutre camiseta nueva con la que epatar en la “Weekend” me pareció ver algún gay nuevo; pero pronto caí de la burra al ver que arrastraban una maletita de esas con ruedas que llevamos “todas” y me di cuenta que eran los últimos turistas gay en busca del polvo que no echaron en todas las vacaciones. Ya, pues yo para un polvo así a toda prisa, una cosa rápida de pie en los probadores del H&M como que no, conmigo que no cuenten. Así que estamos los de siempre.
Así que la única novedad es que me fui a Galicia hace una semana en verano; estuve en allí en otoño y ahora al volver hace un frío en Madrid de la ostia, más propio del invierno… ¡luego dicen que no hay cambio climático! Esto si que es un notición y un descontrol, sí; pero un descontrol pelín aburrido. En fin.
Comentarista Plateado del día: Arrumako.
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