domingo, 16 de marzo de 2008

EN CORUÑA, AGAIN

El hecho de ser un exhibicionista pasao de rosca y pelín gay (se puede no ser gay a tiempo completo), y que roba copas en la Goa cuando ya cierran todas las discotecas en las que subido a una peana he enseñado la goma de mis calvinklein (y un poco de la raja del culete y los pelos púbicos para ser exactos, de tan bajo que me pongo los vaqueros), pero un pijo responsable, limpito y estudioso durante el día, tiene sus inconvenientes: mi madre me encarga que lleve yo mi coche hasta Coruña a mis hermanas, a las perras y a mi abuela fantasma cuando aún no me he recuperado de la resaca.

Mis hermanas no me molestan. Ellas van todo el rato con sus Ipod puestos y poniendo sms a sus amiguitos y novios, sin que yo sea capaz de saber cuántos tiene cada una, si son siempre los mismos y si son, incluso, intercambiables.

Las perras me molestan un poco más, pero tampoco mucho. Tienen la costumbre de ir saltando de un asiento a otro y se me meten constantemente entre mis piernas mientras conduzco. Bien es verdad que tampoco gritan mucho. Mis perras son muy listas, saben hablar, claro; pero hablan bajito y entre ellas. Mis perras son unas señoras.

Mi abuela tampoco me molesta excesivamente, la verdad; al revés, ayuda. Una abuela fantasma tiene su utilidad.

Yo en mi Grand Cherokee no tengo GPS ¿pero quién quiere un GPS teniendo una abuela fantasma? Se pasa todo el viaje ayudándome en la navegación: por ahí no, Iago; frena Iago que vas como un loco; cuidado con ese, Iago que te va a adelantar; ahora a la derecha Iago; Iago, para que me meo; mira pa adelante Iago que me vas a matar… y que diga esto tiene su gracia, porque ella no sabe que lleva ya cuatro años en esa “situación”. ¿A qué querrá ir a Coruña en todas las vacaciones en vez de quedarse en Madrid descansando y en paz, añadiría yo? Supongo que quiere ver a otras fantasmas como ella. En vacaciones todos los fantasmas andan de aquí para allá por las carreteras como muertos vivientes en sus meganes echando carreras.

Es muy lanzada y como GPS no tiene precio, insulta con mucha gracia a los otros conductores. ¡Fantasmas! les llama a los que se pican y nos desafían cuando los pasamos a toda ostia. Incluso cuando hay un atasco abandona el asiento delantero, y en un vuelo rasante a imitación de superman, sale del coche y se adelanta a investigar. “Nos queda una hora de atasco”, me dice cuando vuelve. Y en caso de que nos pare la policía este fantasma GPS familiar es de gran ayuda, pues le echa mucho teatro diciéndole a los amables policías mientras les mira lánguidamente el paquete: “Guapo agente, ¿no habrá otra manera de arreglar esto?” Claro, la policía huye despavorida ante la idea de verse succionado por una abuelita con cuatro años de fantasmez a sus espaldas aunque, eso si, conservando toda su dentadura postiza.

En fin, ya estamos en Coruña. Si no posteo tanto, reclamaciones a la Santa Madre Iglesia, que ha organizado estas vacaciones laicas para que todo el mundo se vaya a New York y yo a Coruña, mientras en la tele ponen “Barrabás” como todos los años.


Comentarista Plateado del día: Víbora

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