jueves, 30 de agosto de 2007

DOS CONTRA UNO...

Yo solo he tenido una pelea en mi vida que haya perdido y fue en circunstancias adversas. Fue una pelea desigual e injusta; puesto que me pelee con A. y con N. que eran los dos mas gallitos de mi clase, estando yo en patines el día que estrenaba mi primer pantalón largo.

Me atacaron por la espalda mientras yo bajaba patinando por la calle del Hospital hacia el Cantón, los muy cobardes. Me empujaron por detrás ya digo y caí hacía delante de rodillas haciéndome no solo una tremenda herida en cada una de ellas, sino que sendos sietes en el dichoso pantalón largo y gris que ese día estrenaba, añadiendo al dolor de las heridas la rabia del pantalón roto y la de mi niñez recién despedida. Una vez en el suelo, mientras A. me agarraba por las piernas, N. me sujeto por el pelo y se entretuvo en darme cabezazos contra el bordillo de la acera. Creo que hoy estaría muerto, o en todo caso un poco mas gilipollas de lo que estoy, si no viniera en mi socorro mi hermano mayor, mi ángel de la guarda.

Cuando mi hermano me liberó, cuenta que yo no paraba de murmurar entre dientes “dos contra uno, mierda para cada uno; dos contra uno, mierda para cada uno” con lo ojos inyectados en sangre. Eso si, la cosa no quedo ahí; pues si la injusticia me desagrada la venganza es un placer que se rumia solo y se sirve fría. No pare hasta que a N. y A. los pillé por separado y les di una paliza a cada uno que aún hoy supongo que estarán recordando sin saber por donde le cayeron tantos golpes. No creo que les queden ganas de atacar a nadie más mediante la traición y la superioridad numérica. Y este verano que he visto a N. me ha parecido notar que su cuota de idiotez ha aumentado peligrosamente.

Desde entonces, esa frase me acompaña y la repito siempre en la vida o en el cine cuando se produce una situación en la que el mal prevalece sobre el bien o, para entendernos, los malos tiene trincado al bueno; o en las que se produce la típica situación de injusticia que me subleva: violencia racial o de género, injusticia social, consecución de fines mediante mentiras, etc., usando la superioridad numérica etc. Todas estas situaciones me sacan de quicio, no me acostumbro a la maldad ajena. Menos mal que en las películas no ocurre como en la vida real y casi siempre los malos aunque sean muchos, son gilipollas y, aparte de tener una puntería fatal, atacan siempre de uno en uno. Pero mientras atacan yo siempre estoy diciendo para mi entre dientes y por lo bajini: ¡dos contra uno, mierda para cada uno….!

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