viernes, 3 de agosto de 2007

CARTAS DE AMOR DE UN ESCLAVO, VIII (o El disco duro encontrado en Chueca)

(NOTA PREVIA DEL AUTOR: Una vez más debo recordar para evitar malentendidos que estas cartas las encontré en la bandeja de correo de un ordenador abandonado en Chueca. Por ello, todo lo aquí narrado es completamente verídico y, sin embargo cierto. Esta es la octava carta. Puedes encontrar las siete anteriores en mi blog a poco que busques).

"Mi amado amo y señor:

No sé cómo empezar esta misiva dirigida a mi amo. Ha sido tan grave mi falta (de ortografía) que no sé si habrá para este esclavo castigo suficiente. Desde que mi amo me hizo notar tamaño desatino en mi carta anterior no he levantado cabeza, no he encontrado disculpa (había dos "vaya" en la frase…), un error de teclado…; no sé, no se me ocurre nada mejor.

Y entiendo que el señor solo pueda juzgarme con la mayor severidad, pues un error tan feo ensombrece cualquier escrito y ofende a la vista de mi amo, quien solo debe recibir de mí belleza y corrección. Quizás (y válgame dios sugerir con esto que el castigo deba sea menor del merecido) pueda alegar en mi humilde defensa que ayer le escribí 4 cartas al señor, todas ellas con el corazón (y la polla, también es verdad) y quizá el error fue fruto del apresuramiento o del calentón propio de los esclavos de mi edad... A partir de ahora, y teniendo en cuenta que estas faltas ofenden a mi amo, habrá más corrección pero menos cartas (cari ¡te jodes....!).

En verdad, en verdad, le digo a mi amo que ya empieza a conocerme, y que si alguna vez desfallezco en el uso de los instrumentos de mi placer no lo hago por evitarme el dolor o el daño en mi despreciable culo, sino porque la sangre es muy mala de quitar de los Calvin Klein blancos (un caballero siempre los usa blancos). En cuanto a las pinzas de diseño, tampoco hay que ser tan exagerado (pero como ya dije alguna vez, antes muerto que cutre) y si bien en un caso extremo (follando en una playa, por ejemplo...) se puede admitir cualquier cosa con tal de producir sufrimiento a un esclavo, es mucho mas propio utilizar unos artilugios apropiados para estos menesteres que combinan perfectamente con el negro del cuero (y además estas normalizados y aprobados por el Ministerio de Sanidad), y que se pueden adquirir en mercados habilitados al efecto, Internet y por catálogo (bien es verdad que un esclavo no tiene derecho a participar en transacciones mercantiles, y no por un problema de clases, no; sino mas bien porque la paga semanal no da para muchas fantasías).

En el último mensaje de ayer, este esclavo creyó percibir que era un deseo de mi amo, el que un servidor se amancebará con la nueva adquisición de mi amo (el nuevo esclavo de Ponferrada) pero no me quedó muy claro si el objetivo de la coyunda era para que nos aplicáramos mutuamente castigos o para la mutua satisfacción de nuestros más bajos instintos; en este caso aprecio la generosidad de ánimo de mi señor; y pensándolo mejor, solo por satisfacerle, quizás podría hacer ese sacrificio; aunque según una ley no escrita de la esclavitud, cada uno debe buscarse su propio sustento..... (¿No crees que te estás ablandando cari?, ¡pasarme tus ligues! ¡ummmm!).

En cuanto a las fantasías del señor he de reconocer que cada vez las recibo con más alegría y alborozo, que servir la mesa y actuar de criado desnudo mientras mi amo y sus amigos se ponen a morir cenando, servir el vino directamente de mi boca a los comensales y terminar como postre en un banquete de sátiros puede ser una experiencia muy gratificante; y de solo pensarlo, este esclavo tiene que abandonar la postura de rodillas, porque algo choca con el suelo impidiéndome el normal gateo, y que desde luego su simple lectura me ha llevado al nefando pecado de masturbarme hasta que mi rebosantes huevos soltaron toda su leche (con perdón. Y ahora castígame, anda....).

Por último si bien el señor puede ser lo que quiera (solo faltaría) le recuerdo a mi amo que el vicio ludópata puede llevar al señor a jugarse a este humilde esclavo en una partida en alguno de esos inocentes juegos que el señor practica; con todos los inconvenientes que eso conllevaría, sin mencionar que eso le impediría su uso y disfrute (no es el primer amo que pierde todos sus esclavos en el juego ¡eh! y tampoco voy a estar haciendo todo el día las maletas, ¡no me gustan mucho los cambios! francamente).

Bueno, amor, ¿a Bali? ¿Un viaje a Bali? ¿Y me lo dices ahora que estoy en Galicia? Hubiésemos podido ser tan felices en Bali... ¡ay! ¡Qué castigos me manda el señor! Anda, ya te vale...

Tu esclavo, BB de W.

P.S. Siguiendo sus instrucciones he procedido a aplicarme los azotes. Sin novedad. Pero espero que no tenga un nuevo esclavo-hermanito hoy en mi cama, ¡eh Seéeeeeñor!"

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