martes, 21 de agosto de 2007

DOCUMENTA, EL ARTE EN EL LABERINTO

Uno de los acontecimientos culturetas más importantes del mundo es Documenta que se celebra cada cinco años en la localidad de Kassel. Es un acontecimiento del que suelen salir algunas de las propuestas más novedosas del arte actual.
Este año en Documenta han invitado a Ferrán Adriá, que si bien no se ha desplazado a la sede del festival, ha participado desde sus fogones. No voy a decir nada de los méritos artísticos de nuestro famoso cocinero, uno de los españoles más prestigiosos hoy en día en todo el mundo. Sus destructuraciones, sus aires, sus esferificaciones…, es sin duda arte en la cocina, ¿pero es arte? Lo malo va a ser las consecuencias de sus experimentos llevados al extremo por otros cocineros dispuestos a ser más papistas que el papa. Y temo por la cocina española de toda la vida, la cocina mediterránea que sin apellidos ni operaciones de marketing triunfa en mercados tan exigentes como Japón por la simple calidad de sus productos ahora que aquí todos comemos sushi de los co….

Otra de las ocurrencias de este año de Documenta es llevar a la pequeña ciudad alemana donde se celebra a 1.001 chinos de la calle, que con su algarabía, sus costumbres y su poco mundo, se supone que van a dar a la ciudad un toque divertido y distinto, como una gran “performance” pero de ojos rasgados. No sé si hay mala intención en ello y piensan pitorrearse de los pobres chinitos, pero miedo me ha dado cuando he leído por ahí que los chinos son tan revoltosos, guarros e incivilizados como los hooligans ingleses borrachos, en contra de la idea que tenemos en occidente de la tradicional sensibilidad y educación oriental. Pero me reconozco un lego en materia chinesca. Los chinos me dan cierto yuyu, no lo puedo evitar; creo que el futuro les pertenece y como decía siempre mi abuelo el día que los chinos se pongan a andar…

Hay un artista por ahí que a mi me encanta, Tunick se llama, que fotografía multitudes desnudas. Acaba de hacer unas fotos de 600 personas desnudas en un glaciar, como forma de protesta contra el cambio climático. Y la verdad, al menos para mí que me encanta estar en la playa desnudo y bañarme desnudo en el mar, yo encuentro cierta belleza y sin duda originalidad en esas fotografías.
Pero si para mí hay un artista conceptual del siglo XX que me enamore es
Christo. Sus proyectos y realizaciones sobre empaquetamiento de monumentos o actuaciones sobre paisajes naturales me parecen de una belleza efímera pero definitiva. Sus islas de la Polinesia rodeadas de tela rosa me parecen de una plástica impresionante, lo más bello, sugestivo y poético que he visto jamás; sembrar de sombrillas el desierto me parece algo mágico; empaquetar el edificio del Reichstag alemán una pasada…. ¡Me encantan todas sus obras y sus efectos! Las fotos, los estudios previos que hace, el trabajo de equipo que supone y la propia inmediatez de su obra, así como su imposible permanencia en el tiempo. Yo quería que Christo me empaquetara algo, había pensado en mis famosas zapas plateadas, pero ¿cómo vería yo el mundo entonces? Sin arte.

Bueno, os dejo con una selección de fotos del trabajo de Christo, que ya me estoy poniendo un poco pedante. Espero que disfrutéis –si habéis llegado hasta aquí - como yo lo hago cada vez que las veo.

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