domingo, 12 de agosto de 2007

DE URBANISMO

Hablaba ayer mismo con un amigo por MSN de urbanismo. Es una persona muy sensible al desastre ecológico y urbanístico de la costa española y se sorprendía de que en Galicia todavía haya zonas de costa y playa casi vírgenes al ver mi foto de “Camino del surf”. Aunque hay sitios como Sanxenxo en Pontevedra o Sada en Coruña donde la presión turística ha destrozado el pueblo, es verdad que aquí hay todavía muchas zonas agradablemente perdidas y rústicas, donde practicar estos deportes de manera tranquila aunque, eso si, desprovistas de glamour.

El otro día leí que quieren hacer un edificio en México de trescientas plantas que sin duda modificará la sky line de la ciudad; promovido entre otros por el gallego y multimillonario Amancio Ortega; aún hay algún problema administrativo con el gobernador pero seguro que se resuelve, todo es cuestión de dinero. ¿Os imagináis un Zara de trescientos pisos? Algunas “divinas” se van a morir de culo y yo no miro a nadie.

Decía el arquitecto, defendiéndose de los que se oponen a edificar semejante monstruo, que los rascacielos son los edificios emblemáticos de nuestro tiempo y que es la solución para la falta de suelo para edificar en el planeta. Algo de razón tiene, no hay más que pensar en China.

Sin embargo, la presidenta de la Comunidad de Madrid, la querida Esperanza Aguirre ha decidido y legislado que en nuestra comunidad no se pueda edificar más que edificios de cuatro alturas y ático, y lo ha defendido diciendo que en países desarrollados como Bélgica se urbaniza así. Para que todos los madrileños vivan en una urbanización muy pitita que se podría llamar “Los Tamayos” en honor de aquel traidor que se vendió para darle la presidencia a tan sencilla marquesa.

Claro la medida puede parecer hasta sensata, ecológica y respetuosa con el medio ambiente, a nadie le gustan mucho los rascacielos. Pero si piensas que Madrid es una comunidad más bien pequeña con inmensas zonas no edificables como El Retiro, el monte de El Pardo, La Pedriza, etc. (ahora temo por ellas la verdad) y si piensas además que es una comunidad súper poblada y si tienes el cuenta el precio del suelo, ya puedes imaginarte de dónde va a salir tanto suelo, quién se va a forrar y a qué precio se van a tener que pagar esas viviendas. Pronto los pisos costaran un millón de euros y habrá que pagarlos en hipotecas que duren tres generaciones. Tú cagas hoy en tu baño y se limpia el culo tu nieto dentro de 70 años. ¡Bonito futuro!

Y estos son los que se rieron tanto de las “soluciones habitacionales” de micro pisos de 40 metros cuadrados de la ministra Trujillo a la que crucificaron. Yo como joven casi prefiero un piso de 40 metros cuadrados a… nada.

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