viernes, 24 de agosto de 2007

DEL NUMERO PI

(Foto: jeteblog)

Hay gente muy meticulosa. Gente que cuando hay tormenta calculan la distancia a la que se encuentra la tormenta y, por tanto, a la que caen los rayos, buscando la relación entre la imagen que recibe el ojo del relámpago y el ruido que llega a nuestras orejas del trueno. Yo no calculo tanto, yo soy más como el jefe de la tribu de Asterix, que si el cielo se cae sobre mi cabeza que no me pille para contarlo y menos para medirlo.

Mi padre también es muy calculador. Ha calculado exactamente el tiempo que tarda en llegar a nuestro jardín el olor de las cagadas de los perros del vecino después de oir los pedos que sueltan previamente. Este olor es absolutamente desagradable incluso si estás haciendo una barbacoa de sardinas. Pero lo grandioso no es el tamaño de las deposiciones ni lo putrefacto del olor; lo realmente grandioso es que esa relación es exactamente el número Pi. Yo, que no entiendo mucho de matemáticas, siempre pensé que el número pi no era nada. Pues ya ves, el número pi es una gran cagada.

Porqué yo no he encontrado otra situación en mi vida en que echara mano del número pi. Nada cuesta pi euros, ni mide pi centímetros ni pesa pi kilos, ni nunca he echado pi polvos. Desde aquí lo digo, el número pi tiene algo de exnovio: lo conoces, te jode bastante y luego… si te he visto no me acuerdo.

Sitio: http://jeteblog.wordpress.com/2007/08/24/cuento-del-viernes-14/#respond

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