jueves, 10 de diciembre de 2009

SANGRE BLOGUERA

Sergio terminó pronto de arreglarse. Antes de lo que había previsto. Normalmente tardaba más, pero hoy no quería aparecer muy atildado. Una quedada bloguera no era el mejor sitio para lucirse. Y estaba nervioso. Nervioso porque iba a conocer a tantos blogueros que leía a diario. Habían quedado en Madrid con un montón de chicos gays y otros blogueros conocidos: QuemaMóstoles, Nopuedeser! Pura Virgen, Gloria y Antonio, Cucurruca, etc… No sabía cuantos serían; se esperaban algunos bloggers venidos de fuera, del extranjero incluso. ¡Que ganas tenia de verles las caras a todos! Seguro que todos eran gente estupenda. Como eran sus blogs. Claro – pensaba Sergio- alguien que tiene un blog tan majo tiene que ser majo también.

No sabía que era lo que le llevaba a conocer blogueros. El porqué de esa necesidad de poner cara a los que estaban detrás de un blog. Realmente el no lo hacía para ligar, pero sin embargo le podía la intriga. Y eso era algo que se extendía por la blogosfera. Había algunos blogueros que rehuían esos encuentros. Aunque algunos los usaban para intentar mojar, normalmente no conducían a nada. Pocas veces surgía la chispa. Y era casi más fácil conocer gente en la vida diaria y real, ya puestos. Pero no importaba, él necesitaba ver las caras de los que escribían aquellos post tan divertidos y atrevidos. Se moría de impaciencia.

En el metro se dirigió al centro. El lugar de encuentro había quedado claro. Un sitio céntrico en la zona de ambiente. Un sitio donde dar rienda suelta a su jolgorio, y en el cual no llamara la atención un grupo tan heterogéneo de gente. Pues, cuando llegaron todos, se dio cuenta de que, efectivamente, el grupo era muy diverso: jóvenes gays afeminados; gays recalcitrantes de vuelta de todo; alguno más que interesante y hasta incluso alguno guapo; algún adulto a la búsqueda de nuevas sensaciones; algún desubicado que se acoplaba a todas las quedadas; y hasta un matrimonio de lo más burgués. ¡Dios, que divertido! Iba a ser la monda.

Pero pronto Sergio se dio cuenta de que aquel batiburrillo bloguero no funcionaba. En seguida se formaron dos grupos irreductibles. Por un lado, los más jóvenes y divertidos, los deslenguados, los que empezaron enseguida con bromas participativas, con algunos códigos juveniles que solo ellos comprendieron. Por el otro, el grupo de adultos llegado de lejos, de lugares más remotos, aquellos que parecían más fuera de lugar, gente que habían sido modernos, tal vez sobrevivientes de alguna movida, gente que se agarraba a su juventud a través de la moda. Y no había comunicación posible entre ambos bandos.

Y, aún ahora, Sergio no podía comprender cuál fue el comentario que precedió a la desgracia. Pero alguien del grupo adulto sacó una pistola. Una enorme pistola plateada que empezó a escupir balas auténticas. En el primer asalto, algunos de los gays más visibles cayeron muertos. Entonces de este grupo atacado, alguno sacó una metralleta que repartió generosamente entre los blogueros mayores sus lenguas de fuego. Muchos blogueros de los adultos cayeron allí mismo entre terribles estertores. Pero uno de los atacantes adultos extrajo de su gabardina un lanzallamas que abrasó literalmente las mesas de los jóvenes. Aunque la respuesta no tardó en llegar. De una mochila gay salió un tanque plegable que repartió unos tremendos pepinazos entre los adultos.

Nadie sabe como acabó aquella batalla. Algunos aún no se han recuperado de la contienda, y se preguntan todavía como empezó aquella terrible devastación; cómo se derramó toda aquella sangre bloguera. Otros creen recordar que alguien dijo que mi blog es mejor que el tuyo, a lo que alguien contestó que si, pero el mío tiene mas comentarios. Ya, respondió aquel, pero solo te dicen tonterías y yo tengo más visitas. A partir de ahí ya nadie cuenta nada... O si, algunos ya lo están escribiendo en sus post. Pronto nos enteraremos de todo lo ocurrido, cuando lo leamos en sus blogs. Siempre es divertido leer los post sobre una quedada que resultó... ¡de muerte!, jajaja.



NOTA: Este post es de ficción. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia... ¿O no?, jajaja.

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