jueves, 17 de diciembre de 2009

ERES MAS CURSI QUE UN ORINAL CON FLORES

Yo, si me da la gana, puedo ser cursi, pero a mí lo cursi me parece lo peor. Y he leído que hay una campaña en Facebook que está arrasando. Se trata de poner freno a la cursilería (sic). Y se presentan con estas palabras:

"¿Te estas hartando de la posibilidad de que otro ganador de Factor X llegue al número 1 de ventas estas Navidades?... Es demasiado para nosotros... ¡vamos a hacer algo para cambiarlo!"

Bueno, con todas las reservas posibles sobre que todo el asunto no sea una maniobra de mercadotecnia, por lo visto se trata de que un ganador de ese lacrimógeno concurso no se alce con el nº 1 de la lista de ventas de discos navideños en Gran Bretaña, a favor de un grupo americano un poco más progresivo. Pero ¿qué es lo cursi? ¿Quién es capaz de definirlo? Muchas veces se confunde con lo clásico, con lo refinado, con lo antiguo, e incluso con lo hortera… Y no es todo lo mismo. He buscado las típicas frases comparativas hechas sobre la cursilería, ya sabes; y he encontrado una mierda, vamos:

Eres más cursi que el peinado de Corín Tellado” o “Eres más cursi que un ataúd con pegatinas”, o “Eres más cursi que un especial de La casa de la pradera”. Esto está ya muy antiguo, ¿no?

A mi la verdad me la pela quién alcanza el top of the ten de las listas inglesas. Y eso que –sin caer en la cursilería- confieso que mi música preferida es la indie inglesa. Pero ese llamado “estilo inglés” en el vestir me parece lo más cursi de todo. En ese sentido, esos pijos vestidos de Hackett me parecen unos cursis relamidos. Pero yo quiero ir más lejos, y empezar también diversas campañas contra la cursilería en nuestra vida nacional. Por ejemplo:

- No a la cursilería de Raphael, queriendo que cantemos con él villancicos navideños. Y no a la cursilería de Laura Pausini. Y no a la cursilería de los programas recordatorios de Nino Bravo.

- No a la cursilería de los rizos de Bisbal. ¿Pero quién le habrá dicho que ese peinado se puede llevar sin ser detenido? Y ya no digo nada de unas que se llaman Labuat o Anamor…

- No a la cursilería de Carmen Lamana, esa respetable señora que ahora se pasea por todas partes con una exagerada elegancia tan artificial como eso, cursi. Y no a la cursilería de los hijos de su gran rival, los Medina.

- No a la cursilería de la presentadora de Corazón llamada Anne Igartiburu, y la revista “Hola”. Y cursi es la nueva cara de la vividora anteriormente conocida como Belén Esteban.

- No a la cursilería del los peinados de Esperanza Aguirre y de la Reina Sofía, y no a la cursilería del Papa.

- No a la cursilería de un tal Josemi, un tipejo que habla de moda en una cadena televisiva, y no a la cursilería de Jaime Peñafiel.

- No a la cursilería pedante de Sánchez Dragó, y a la cursilería autosuficiente de Cantizano.

Cursis son hoy los juegos florales, las peticiones de mano, las puestas de largo, las películas de navidad, cantar lo bonito que es la nieve, decir que entiendes de vinos, fumar en boquilla, regalar flores, dedicar una canción por la radio, vestirte para cenar, escribir poesías de amor… ¡ay no, esto no! jajaja, esto es imposible. En fin, lo cursi ya no se lleva, no está de moda ni siquiera la palabra que lo define; la propia palabra cursi es cursi ya.

Y aquí viene de nuevo la interactivez: ¿A qué campaña sobre la cursilería te unirías tú o cuál es tu ejemplo de cursilería? En cualquier caso, aquí os dejo el vídeo del grupo musical que la campaña reivindica. A ver qué os parecen. Desde luego, estos serán lo que quieras, pero cursis no son. Bezos.

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