miércoles, 20 de agosto de 2008

REUNIÓN TUMULTUOSA

Uno de los días que más odio del verano es el de la reunión familiar. No sé por qué se han puesto de moda estas reuniones masivas en función del apellido. A mi el que un grupo de gente lleven el mismo apellido que yo me la chupa, francamente. Algunos dicen que son mis primos de Almería, Santander, Tenerife, pero yo no me lo creo. Yo no los conozco de nada. Desde luego entre estar en estas reuniones con casi setenta parientes o en el mar con setenta surfeiros rubicundos no hay color e incluso me parece en este caso mucho mas peligroso.

Y la cuestión es que se supone que esa absurda reunión tiene que servir para que nos conozcamos más entre nosotros, pero siempre acabo hablando con mis hermanos y mis primos digamos “primeros”, los que ya conozco más, como es lógico. Yo creo que, en realidad, se hacen para que los parientes mayores “hagan caja” de lo listo que son sus hijos y nietos y de lo bien colocados que están. Las frases que mas se oyen es que mi hijo Fulanito ya ha publicado un libro (como si eso fuera la polla, vamos; que escriba un blog Fulanito que va a saber lo que es bueno); mi nieto Menganito ya ha hecho una exposición de fotografías (de bichos; pero eso no lo dicen) y Zutana es arqueóloga. La nota cómica de la noche la puso mi padre cuando le preguntó a la arqueóloga dónde estaba escarbando… ¡escarbando! Pero papá, coño, que no te puedo sacar de casa..., jajaja.

Las reuniones familiares tienes que tener lugar en la llamada pomposamente “casa familiar matriz” y en ella, el propietario actual de aquel vetusto edificio, que a mi me deprime mogollón y de donde salieron mis ancestros, tiene que hacer una glosa de lo noble e hidalgos que son nuestros apellidos. Vamos, según él, ni la casa de Alba. Bueno, y razón no le falta, porque eso de que Cayetana se vaya a casar de nuevo los deja en muy mal lugar, no es por nada… Los Alba no saben cuidar a sus fantasmas como nosotros.

El caso es que ya un año, por poco acabamos a ostias y llamando a la policía. Al final todo terminó en “este pollo es mío que lo traje yo, y me lo llevo” o “qué te vas a llevar tu el pollo, que lo traje yo y el pollo le gusta mucho a mi Pepe, llévate la empanada”. "La empanada se la llevará tu madre, yo me llevo las croquetas" Y todo así, ¡Súper animado! Pero este maldito año, tan finolis que semos ya, y para evitar estas disputas, se encargó un catering. Y la hemos cagao, y nunca mejor dicho. Porque os diré que lo que me mantiene alejado de vuestros blogs no era un enfriamiento sino una gastroenteritis aguda por tortilla en mal estado, que padecemos ahora la mitad de la familia (hay quién sospecha que hemos sido envenenados por la otra mitad, pero no se ha podido demostrar) y que hace que no tenga ganas de leer vuestros post (geniales, seguro) y mucho menos los míos.

Así que aquí me tenéis, en casa, con mal tiempo, sin ganas de nada, a punto de perderme el campeonato de surf y bodyboard de Ribadeo del finde que viene y sin que el cuerpo me lleve al ordenador (y mucho menos a cam4 a seguir con el experimento sociológico en el que me hallo inmerso: hacerme pajas por ordenador, y saber si tengo más voyeurs que lectores y la peña prefiere mi polla a mis escritos, jajaja). Espero que sabréis perdonarme. Bezos.

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