martes, 12 de agosto de 2008

HERIDA ABIERTA

La herida empezó supurando sangre y pus, como todas las heridas.

Pero pronto empezaron a salir por aquel orificio genes y adeenes; leucocitos y hematíes en alegre camaradería; errehaches y espermatozoides con algún jolgorio. Poco después se vio salir a alguna neurona, todas las feromonas y algo de testosterona. Salió el oxígeno, el agua y el carbono. Salió toda la bilis acumulada y algunas digestiones. Hasta se vio salir por allí a la próstata y al apéndice.

Posteriormente comenzaron a salir los sueños, los conocimientos y las ilusiones; los recuerdos y los olvidos; las alegrías con sus risas y las tristezas con todas sus lágrimas. Salieron su generosidad, sus odios y sus amores en un irresuelto revoltijo. Y salieron igualmente los números, sus ecuaciones y las malditas derivadas.

Salió la hipoteca confundida entre las hipotenusas. Le salió un discurso, su filosofía, todas las canciones y algún poema. Hasta que finalmente salieron, una a una, todas las palabras y las letras.

Nunca más se volvió a saber nada de todo aquello…

No hay comentarios:

Publicar un comentario