viernes, 1 de febrero de 2008

FANTASMAS DEL OTRO MUNDO ¡UNÍOS!

Mi abuela, la fantasma, anda revolucionada con esto de las elecciones. Dice que si ahora el PP quiere hacer una circunscripción para los emigrantes de allende los mares, con más razón deberían crear una circunscripción para los fantasmas de aquí de toda la vida, y que al fin y al cabo ellos también son emigrantes de este mundo y, ya puestos, se han ido mucho más allá todavía que a Alemania y Sudamérica. Ella dice que si los fantasmas votaran, como lo hacen los curas sin ir más lejos, el PP podía contar con muchos mas votos de los que ya tiene entre ellos, el de Franco, José Antonio e incluso Monseñor Escrivá de Balaguer.

Dice que aquí el que no corre vuela, pero eso para un fantasma no tiene mucho mérito; y dice también que si se encendiera la luz de repente se iban a ver muchos más fantasmas de lo que parece, y esto lo dice mirando para Pizarro no sé por qué. También dice algo de que a Aznar le perseguirá siempre el fantasma de Irak y ahí ya me pierdo, porque no sé si refiere a que Sadam Hussein anda haciendo de las suyas con una sábana blanca por las noches de Bagdad o se refiere a otro fantasma, Bush por ejemplo. Mi abuela me ha dicho también que ella prefiere lo que unos dan que lo que otros prometen y que ella cuenta más con los 400 euros de Zapatero que con la salvación eterna y la contemplación de dios que ofrecen los obispos. Que ella con los cuatrocientos euros se va a ir a conocer otros mundos, pero que estén en éste; que del otro ya se está empezando a cansar; y que a los obispos más les valía poner orden en el purgatorio que está todo por allí tirado medio desmontado, un asco, vamos.

Cuando ya, cansado de que me diera la tabarra, le dije que protestara menos y que dejara de ser la voz del más allá – de ultratumba, le dije, y no le hizo mucha gracia- que para eso ya estaba Jiménez Losantos; y que si tenía tanto que decir que por qué no formaba un partido fantasma, me dijo que no, que eso ya lo había hecho Rosa Díez que era mucho más fantasma que ella; y me dijo que no anduviera con coñitas, que de fantasmas está este mundo lleno y no digamos el otro. No sé qué quiso decir con esto, pero yo por si acaso ya me sumo a su movimiento y grito con todas mis fuerzas ¡fantasmas del otro mundo, uníos! que los de éste ya están en la Conferencia Episcopal.


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