viernes, 22 de febrero de 2008

DEL ECLIPSE Y DE CÓMO LA LUNA LLENA AFECTA A LOS HUMANOS…

Foto: Cortesía de Juanan

Ayer noche hubo un eclipse de luna llena. Yo no vi el eclipse, claro, porque estaba durmiendo, pero esta mañana a las siete la luna llena estaba preciosa con alguna nube atravesándola horizontalmente como en las películas de terror. Es un hecho comprobado que la luna llena afecta a los humanos, sino que le pregunten al hombre lobo y, desde luego, a mi me ha afectado ayer todo el día.

Bueno a mí y a un pavo que no tendría más de 16 años y que ayer me fue apretando la cebolleta en el metro desde Sol a Moncloa ¡y qué cebolleta! Joder con los jóvenes, vienen empujando fuerte y nunca mejor dicho. Me puso a mil, con el agravante de que yo no podía acercarle la cebolleta a la sudamericana bajita que tenía delante, más que nada para no me llamara degenerado y montara un escándalo la tía, que ya le vi yo que tenía ganas; así que yo tenía que ocultar mi propia excitación “hacía adentro” y poner el culo en plan respingón (vulgo, en pompa) con lo cual el pavo afectado en su polla por la luna llena se puso las botas a mi costa… y yo, ya puestos y teniendo en cuenta que llevo los pantalones caídos y que apenas una ligera tela de algodón calvninkeniana separaba aquel enorme bulto de mi acariciado culo, también disfrute lo mío, francamente. Vamos por poco salpico a la pobre sudamericana bajita, no te digo más. Al llegar a Moncloa tuve que pajearme en los servicios para regocijo de los viejos bujarras que por allí pululan (en Moncloa hay "tema", ¿lo sabiáis, no?).

Mi Juanjo me manda un mensaje en plan “m gusta mirart mientrs duerms y te dig ta a1q n m oys y t doy 1 bsit de bd” y mi ex amante francés me manda un sms desde Burdeos donde le da por residir después de dejarme embarazado (mentalmente, se entiende) “Avis aux amateurs ce eclipse de la lune entre 1h et 5h bises”. No sé qué quiso decir pero pa su madre por si acaso.

Y luego, ya de vuelta a casa después del entreno y todavía con el calentón del metro, me dió por pensar cómo sería la vida si el hacerse una paja fuera una costumbre medianamente aceptada en la sociedad, algo menos admitido que rascarse la cabeza pero más que sacarse un moco de la nariz, vamos. Verbigracia, te apetece hacerte una paja en el dentista mientras esperas, pues nada, sacas la polla y allí mismo te pones hacerlo delante de todo el mundo; o en un café o en la peluquería… Me meaba de risa imaginando posibles situaciones en las que alguien (“cocretamente” pensaba en mí, pero esto es optativo; cada uno puede pensar en quién quiera, el pensamiento es libre y, si me apuras, pajearse también) se hacía una paja en una sociedad en la que tal actividad fuera normal y bien vista: en clase, en el cine, y el colmo del morbillo pajeril en el autobús, o ya puestos, en misa… Pero en cualquier caso, la gracia del asunto era no tanto la paja como el contexto… no sé si me explico, jajaja.

Bueno, ya digo, no sé si fue el eclipse o la luna llena pero a mí el día de ayer me afectó mucho, sobre todo… a las neuronas.


Comentarista Plateado del día: Juanan

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