lunes, 22 de enero de 2007

ORGÍA

Nada más llegar y entre todos los participantes lo vi. Supe que era el que me correspondía. Era enorme, muy fuerte y guapo, su apretado pantalón apenas contenía su masculinidad; no paraba de mirarme fijamente.

Efectivamente, cuando empezamos se pegó a mí sin soltarme; me agarraba por el cuello, me acariciaba los pelos de las piernas, siempre lo tenía al lado, celoso de cualquiera de mis movimientos, llegó a agarrarme por los testículos. Notaba su aliento en mi cogote y apenas podía moverme; estaba pendiente de mí y no me perdía de vista; yo apenas podía hacer nada, estaba empezando a desesperarme, no podía participar en nada ni hacer ningún tipo de movimiento colectivo.

Pero en un momento que tuvo de descuido, dándome la vuelta muy rápidamente y haciendo un hábil movimiento para soltarme de su abrazo, se la clavé. Se la metí bien metida hasta el fondo. Fue apenas un segundo pero me quedé encantado.

Cuando noté los cuerpos de los demás encima, mientras me besaban y abrazaban, comprendí lo que había hecho. Algunos me susurraban al oído: ¡Lo has dejado bien jodido! o ¡Si señor, bien metido! Yo en aquellos momentos, pensaba en secreto en mi novio.Ya en las duchas, entre los cuerpos desnudos de mis compañeros, mientras me daban palmadas en el culo o me besaban el cuello, fui consciente de la importancia de meter un gol en el último minuto. ¡Me encanta ser el delantero centro!

Partido de ayer contra unos gañanes de un pueblo de Guadalajara, ¡0-1! Ivan, el gol te lo dediqué. ¡Te amo!

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