El mundo está divido y la sociedad también, y de eso me he dado cuenta yo solito. A poco que seas observador te das cuenta que en el mundo hay varios sectores irreconciliables. Y eso se traslada a todos los segmentos sociales. Sin ir más lejos a mí facultad.
Allí yo he descubierto cuatro grupos claramente reconocibles, eso sin atender a las orientaciones sexuales, que entonces me salen más. Están los “neocons” partidarios de la cultura y modo de vida americano, su doctrina es el liberalismo con una manera de ver las cosas un poco simplonas, recurriendo siempre a la fuerza bruta, y se suelen reunir en el equipo de rugby. Otro sector es el pro-chino, un sector marginal y que coincide con los "empollones", grupo un poco caduco con reminiscencias pasadas, pero que ahora vuelve a estar pujante desde que China ha devenido en un gran mercado económico. Tenemos además los europeístas convencidos, partidarios de todo lo que suene a la vieja Europa y que se suelen reunir en la cafetería. Y por último está el sector que podíamos llamar “beautiful people” o nuevos pijos que adoran el dinero y todo lo que les permita hacer visible su status social, y su habitat natural son los "minis" en el aparcamiento de coches.
Esta división se me apareció el otro día en toda su crudeza, después de realizado el último examen, a la hora de elegir un restaurante donde hacer la comida de despedida con dieciocho de mis compis: El sector europeísta quería ir a un italiano a tomar una pizza, los pro-chinos querían comer arroz tres delicias y pollo agridulce, los neocons se conformaban con una simple hamburguesa en el McDonald`s, y los beatiful people querían ir a un VIPS. Así dos horas.
Y en el medio yo, mediador y moderador: partidario de ir a casa ramona a tomar unos huevos con chorizo o un bocadillo de chistorra… Yo no me opongo tajantemente a una pizza, a unos rollitos de primavera, ni a una hamburguesa; pero eso sí, a mí lo de comer en un VIPS se me hace muy duro ¡por dios! Fue una delicia despedir el curso y despedir a mis queridos compañeros que no voy a volver a ver en los próximos tres meses y estar dos horas previamente tratando un asunto tan importante como la manduca. No me extraña que en las conferencias internacionales, se discuta hasta el color de la moqueta.
En fin, la sociedad está no ya dividida, sino segmentada, te lo dice… ¡mi estómago!
Comentarista Plateado del día: Simón.
Allí yo he descubierto cuatro grupos claramente reconocibles, eso sin atender a las orientaciones sexuales, que entonces me salen más. Están los “neocons” partidarios de la cultura y modo de vida americano, su doctrina es el liberalismo con una manera de ver las cosas un poco simplonas, recurriendo siempre a la fuerza bruta, y se suelen reunir en el equipo de rugby. Otro sector es el pro-chino, un sector marginal y que coincide con los "empollones", grupo un poco caduco con reminiscencias pasadas, pero que ahora vuelve a estar pujante desde que China ha devenido en un gran mercado económico. Tenemos además los europeístas convencidos, partidarios de todo lo que suene a la vieja Europa y que se suelen reunir en la cafetería. Y por último está el sector que podíamos llamar “beautiful people” o nuevos pijos que adoran el dinero y todo lo que les permita hacer visible su status social, y su habitat natural son los "minis" en el aparcamiento de coches.
Esta división se me apareció el otro día en toda su crudeza, después de realizado el último examen, a la hora de elegir un restaurante donde hacer la comida de despedida con dieciocho de mis compis: El sector europeísta quería ir a un italiano a tomar una pizza, los pro-chinos querían comer arroz tres delicias y pollo agridulce, los neocons se conformaban con una simple hamburguesa en el McDonald`s, y los beatiful people querían ir a un VIPS. Así dos horas.
Y en el medio yo, mediador y moderador: partidario de ir a casa ramona a tomar unos huevos con chorizo o un bocadillo de chistorra… Yo no me opongo tajantemente a una pizza, a unos rollitos de primavera, ni a una hamburguesa; pero eso sí, a mí lo de comer en un VIPS se me hace muy duro ¡por dios! Fue una delicia despedir el curso y despedir a mis queridos compañeros que no voy a volver a ver en los próximos tres meses y estar dos horas previamente tratando un asunto tan importante como la manduca. No me extraña que en las conferencias internacionales, se discuta hasta el color de la moqueta.
En fin, la sociedad está no ya dividida, sino segmentada, te lo dice… ¡mi estómago!
Comentarista Plateado del día: Simón.
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