Yo me río cuando en las encuestas de las revistas te preguntan qué tipo de hombre te gusta. Porque yo soy muy cambiante, paso épocas o fases como la luna, sin que sepa muy bien a qué responden.
Tengo fases en las que me encantan los sudamericanos, morenos y exóticos, sobre todo si llevan visera (no me digáis por qué, pero sin visera no me gustan tanto). Tengo fases negroides, y no tanto por los que veo sino por los que imagino y, más aún, sueño. Tengo fase bakala en la cual los que más me gustan son los bakalas en chandall llenos de pendientes y de pircing de bolitas de esas por toda la cara; pero en otra fase pija son los pijos repeinados los que me vuelven loco. El caso es que no sé a que responden estas fases, si me gustan los que me fo..., Bueno, vamos a dejarlo. Y el caso es que un gusto fijo si que tengo, ahora que lo pienso: los bajitos y, a poder ser, con las piernas torcidas, como de montar a caballo, vamos.
Pero ahora estoy en una fase digamos “ejecutiva”. Me pirro por los ejecutivos jóvenes con traje y corbata. Y más por el que me recogió de mi caída cuando iba patinando por la calle Serrano el jueves. Un ejecutivo guapísimo que no dudó en hincar su rodilla con su traje gris plata en tierra mientras colocaba mi golpeada cabeza en su regazo, y que no me hizo el boca a boca porque no fui capaz de fingirme el muerto totalmente y con la suficiente habilidad, pues me lo impedía su olor. Tengo que practicar más, tanto el caerme delante de los que me gustan, como perfeccionar mi manera de hacerme el muerto, jajaja.
El que al día siguiente lo haya visto en la plaza con un amigo (para los que no son de Madrid, decir que la plaza es Chueca, dónde vamos “todas”), igual de ejecutivo pero sin chaqueta, dejando ver unos bíceps impresionantes y un pecho de lo más masculino, que me puso “becerrísimo” -como dicen en “Anda ya” ese programa de la radio en la “Prueba de novios”, - no ha hecho cambiar mi fase ejecutiva, sino más bien, la ha acrecentado… Bueno, ha acrecentado la fase y lo que no es la fase, francamente; ahora me crece todo cuando lo veo.
Y ahora me pregunto, si un patinador con el culo al aire puede hacer buena pareja con un ejecutivo de traje de Armani y colonia de Bulgari; y si volverme a caer delante de su cuerpo serrano no será ya muy descarado y le dará una pista de por dónde van los tiros; puede que sea ejecutivo pero no tonto necesariamente. Y yo patinador sí, pero de una sola caída por tío; el que no aproveche su oportunidad ¡qué se joda!
En fin, ya sabéis, si alguien patinando se va cayendo delante de tu rabo... soy yo que he entrado en una nueva fase, ¡ya aviso! jajaja.
Comentarista Plateado del Día: Anónimo (uno que me ha llamado "zapatitos", jajaja)
Tengo fases en las que me encantan los sudamericanos, morenos y exóticos, sobre todo si llevan visera (no me digáis por qué, pero sin visera no me gustan tanto). Tengo fases negroides, y no tanto por los que veo sino por los que imagino y, más aún, sueño. Tengo fase bakala en la cual los que más me gustan son los bakalas en chandall llenos de pendientes y de pircing de bolitas de esas por toda la cara; pero en otra fase pija son los pijos repeinados los que me vuelven loco. El caso es que no sé a que responden estas fases, si me gustan los que me fo..., Bueno, vamos a dejarlo. Y el caso es que un gusto fijo si que tengo, ahora que lo pienso: los bajitos y, a poder ser, con las piernas torcidas, como de montar a caballo, vamos.
Pero ahora estoy en una fase digamos “ejecutiva”. Me pirro por los ejecutivos jóvenes con traje y corbata. Y más por el que me recogió de mi caída cuando iba patinando por la calle Serrano el jueves. Un ejecutivo guapísimo que no dudó en hincar su rodilla con su traje gris plata en tierra mientras colocaba mi golpeada cabeza en su regazo, y que no me hizo el boca a boca porque no fui capaz de fingirme el muerto totalmente y con la suficiente habilidad, pues me lo impedía su olor. Tengo que practicar más, tanto el caerme delante de los que me gustan, como perfeccionar mi manera de hacerme el muerto, jajaja.
El que al día siguiente lo haya visto en la plaza con un amigo (para los que no son de Madrid, decir que la plaza es Chueca, dónde vamos “todas”), igual de ejecutivo pero sin chaqueta, dejando ver unos bíceps impresionantes y un pecho de lo más masculino, que me puso “becerrísimo” -como dicen en “Anda ya” ese programa de la radio en la “Prueba de novios”, - no ha hecho cambiar mi fase ejecutiva, sino más bien, la ha acrecentado… Bueno, ha acrecentado la fase y lo que no es la fase, francamente; ahora me crece todo cuando lo veo.
Y ahora me pregunto, si un patinador con el culo al aire puede hacer buena pareja con un ejecutivo de traje de Armani y colonia de Bulgari; y si volverme a caer delante de su cuerpo serrano no será ya muy descarado y le dará una pista de por dónde van los tiros; puede que sea ejecutivo pero no tonto necesariamente. Y yo patinador sí, pero de una sola caída por tío; el que no aproveche su oportunidad ¡qué se joda!
En fin, ya sabéis, si alguien patinando se va cayendo delante de tu rabo... soy yo que he entrado en una nueva fase, ¡ya aviso! jajaja.
Comentarista Plateado del Día: Anónimo (uno que me ha llamado "zapatitos", jajaja)
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