
Y es que he leído en “El País”, que ya sabéis que yo lo leo mucho, en un reportaje sobre el mercado de la carne que allí se produce, entre mozalbetes de mal vivir y jubiletas a los que aún les pica el chichi, en el que se explican unas claves perfectamente establecidas y que todo el mundo asume y entiende. Según la atenta mirada del autor del reportaje, si el chapero está arrimado a las jardineras del lugar, de espaldas al respetable, es pasivo. En cambio, si está de frente a los viandantes apoyado en las jardineras, es activo. Con ese sencillo código cada uno sabe dónde está en cada momento, la circulación de los fluidos no se desmadra, y todos tan contenos.
Pues he leído, ahora, que van a quitar las jardineras. ¡Dios, menudo lío que se va a montar!
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