jueves, 5 de abril de 2007

PROCESIONES

Yo soy ateo, pero no siempre lo fui. Me bautizaron, hice la Primera Comunión (aunque nunca llegué a hacer la Segunda) y como ya conté una vez fui Confirmado. Hoy tengo que confesar: también fui cofrade y desfilé en una procesión repartiendo estampitas. Eso de ir camuflado y enmascarado bajo un hábito tuvo para mí un morbo especial, me cansé de dar caramelos a todos los niños que me gustaban y aprovechaba para tocarles levemente la mano desde el anonimato. Ellos no sabían quién era yo pero para mí, un gay reciente, suponía una declaración de amor, el tener una leve relación, un pequeño vínculo con los objetos de mis deseos y de mis pajas tempranas.

Pero creo que las procesiones de la Semana Santa en España son todas iguales y que vista una, vistas todas. Y ya digo que sé de que hablo, ya que fui cofrade. Creo que si quieren que las procesiones despeguen como fiesta de fama mundial y atraiga a los jóvenes, hay que renovarlas. Y para ello creo que lo mejor es buscar un buen estilista, francamente. Podrían contratar a J.P. Gautier, a Balenciaga, a Feliciano Teixeiro o, ya digo, a mi mismo. Yo me propongo como gran renovador de las procesiones.

Y que conste que tengo grandes ideas. Yo empezaría por acortar los hábitos, los largos los dejaría para las procesiones de noche, pero para las de media tarde o de cóctel yo propongo unos hábitos más cortos, largo pirata o por la rodilla, dejando ver por debajo las piernas peludas de los cofrades. Eso daría un nuevo morbo a la cosa ¿a quién no le da morbo las piernas de los romanos con sus falditas? pues las de los capuchones igual. Para las procesiones de por la mañana se podría ir en short.

Igualmente cambiaría esos morados y negros tan feos por colores más alegres y modernos: naranjas y rosas e incluso, ahora que se llevan tanto, dorados y plateados. Creo también que ese capuchón tan alto y tan grande está ya muy visto y no favorece nada. Yo los acortaría, haría más grandes las aberturas para dejar ver todo el rostro o, ya puestos, los cambiaría por unas cómodas viseras o unas favorecedoras pamelas. Podría diseñar unos hábitos arcoirisados Ágatha Ruiz de la Prada como el precioso vestido del año pasado de España en Eurovisión o un hábito con corazones, hígados y páncreas colgando. Y finalmente, crearía una nueva cofradía de “Adoradores Surfeiros de San Thiago” con ajustadísimos trajes de neopreno que movieran a la gente a la pasión; yo mismo iría llevando el pendón. Cosas así.

Cambiaría también la coreografía tan pasada de moda de capuchones a los lados, un trono en el medio y una banda de música detrás. Pondría cuatro filas que irían evolucionando y cruzándose cual mayoretes. Sin contar que tanto cofrade está desaprovechado; yo los haría ir cantando todos a coro alegres canciones religiosas: “vamos tóooooodos al sagrariooooooo…” Y en los tronos, haciéndolos como el camión de Carliños Brown, pondría DJ´s; o en vez de tantos tronos haría uno solo, pero mas grande donde se pudiera ver toda la pasión pero en cinemascope. Y unos hachones con rayo láser en vez de esas cruces de madera tan pasada de moda….

En fin, ya digo, desde aquí propongo estas modestas pero innovadoras ideas para revitalizar nuestra fiesta religiosa por excelencia, igual así conseguían que toda esa gente piadosa llena de fe y fervor religioso se quedara para verlas en vez de irse a Canarias a tomar el sol. No sé.

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