
Y es que, efectivamente, una cosa es querer y otra es poder. Una cosa es querer enterrar la corrupción de su partido (supuesta financiación ilegal y supuesto enriquecimiento ilícito de sus miembros) y otra cosa es que pueda, claro. Porque para eso hay jueces (bueno, un suponer, que haberlos haylos, pero neutrales ya es otra cuestión). Y una cosa es querer asaltar "La Moncloa" dando golpes de estado mediáticos y haciéndose la víctima, otra cosa es que pueda ganar unas elecciones robando. Una cosa es vestirse con trajes regalados y otra muy distinta es tener que pagártelos tu mismo. Y si no, veáse al Sr. Camps, campechano presi valenciano, y principial beneficiario de los regalos de trajes (que hay que ser cutres para venderse por un puto traje) de la empresa corruptora; y que ahora, de repente, va en mangas de camisa ¿a qué duele tener que pagarse uno mismo los cortefieles? Es que, Sr. Camps, como dice mi abuela, ¡quién se viste con ropa ajena, en la calle lo desnudan! Y usted ha quedado en pelotas ante los electores. Claro que mi abuela es un fantasma, y ustedes...
En fin, lo que hay que ver y oír.
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