
Pero por eso mismo me quejo. Porque mi abuela a todos los miembros de la familia les llama de alguna manera con un mote, menos a mi. Y eso me tiene preocupado. ¿A ver si el fantasma de la familia voy a ser yo y mi abuela no me ve bien del todo?
El caso es que a mi madre le llama la “marujatorres” porque es profesora y mi abuela dice que va de listilla y que lo sabe todo, como la célebre periodista. A mi padre, oficial de la marina, le llama el “militroncho” o “franquito” porque dice que es más bien bajito como era el dictador. Mi hermana la mayor es “la lista de E”, mi hermano “el chiflado de C.” y mi hermana la pequeña “la buena de M.” Ahí los tienes: la lista, el chiflado y la buena. La asistenta es “la piripi”, y ni siquiera a las perras llama por su nombre. ¿Y yo? te preguntarás tú? Pues eso, no tengo ni mote ni nada… bueno si, yo soy “el thiago, ese”, así con minúsculas. Comprenderás ahora que esté jodido, ¿no? ¿Es que yo no tendré ninguna cualidad en la que sobresalga y por la que denominarme más que ser “ese”? No sé, pero la verdad es que me tiene desmoralizado, casi prefería que me llamara “el trucha”, “el gay”, “el bloguero” o incluso, ya puestos, lo peor: “el intelectual”. Pero ser “el thiago, ese” ¿a qué queda cómo muy marginal? ¿Qué puedo ser yo, además de gay, para que mi abuela me ponga un mote? Ahora esa pregunta me tiene consumido.
Como decía mi abuelo cuando le insultaba alguien en el fragor de una discusión: a mí me puedes llamar de todo, ¡menos individuo! Pues bien, yo casi prefiero que me llamen individuo a que no me llamen nada, o me llamen "el thiago, ese", la verdad...
¿Cómo te llaman a ti en tu casa?
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