lunes, 13 de agosto de 2007

UNA IDEA DE MIERDA

Hace un tiempo Grampus en su blog actualmente afectado de una “paralís” colgó un post con una foto de una de las famosas latas de mierda del artista conocido como Manzoni que había contemplado en un Museo de Londres. (Bueno, yo como soy más generoso coloco una foto con tres latas).

Piero Manzoni, un artista conceptual italiano, que no tenía muy buen concepto del mundo del arte y de la crítica, creó un múltiple compuesto de 90 latas perfectamente cerradas y etiquetadas con la siguiente leyenda: "Mierda de artista. Contenido neto: 30 gramos. Conservado al natural. Producida y envasada en mayo de 1961".

Estos días ha saltado la polémica porqué alguien ha elucubrado con la posibilidad de que las 90 latas de mierda que envasó y certificó el escultor no contengan nada más que yeso. Polémica, a mi corto entender, innecesaria pues aunque fuera yeso el material allí introducido, no dejaría de ser una puta mierda envasada.

El caso es que ya puestos, me interesó el resto de la obra de este genial artista. Así, entre otras cosas, vendió globos con el “aliento del artista” y presentó como esculturas unos huevos cocidos que llevaban su huella. También designó a varios famosos, Umberto Eco entre ellos, como “obras de arte vivientes”. Creó una peana que llamó “base mágica”, en la cual cualquiera que se subiera a ella dejaba de ser un simple mortal para convertirse en una escultura “por arte de magia” (dios mío, ¿dónde estará? con lo notas que soy… creo que me pasaría allí el día, jajaja).

Igualmente colocó en un parque de la ciudad danesa de Herning una peana llamada “Base del mundo”. Se trata del pedestal que sostiene al mundo, ya que las letras allí grabadas están al revés y para leer la leyenda hay que mirarlas desde el cielo.

Bueno, todo esto está muy bien. Pero lo que a mí me ha inspirado realmente es una idea genial: Pintaba rayas y luego las vendía encerradas en latas de conserva perfectamente detalladas, certificadas y firmadas. Una vez llegó a pintar una raya de más de siete quilómetros.

Bien, yo que como todo el mundo sabe, soy un artista tan conceptual como el Manzoni éste, he pensando vender también mi arte. Yo como me dedico a escribir voy a vender palabras; eso sí, firmadas y certificadas.

Estas palabras se remitirán en sobre cerrado y lacrado a los interesados mecenas que se decidan apostar por un artista joven y único como yo (esto es un poco de marketing como habréis notado, que nunca está de más). Serán palabras únicas seleccionadas y escritas por mi propia mano, determinando en el sobre la cantidad de palabras, la fecha de escritura y mi propia firma (esta irá gratis).

Así se me han ocurrido las siguientes tarifas:

1. Sobre sencillo con una palabra suelta, 100.000 euros.

2. Sobre personalizado con tres palabras elegidas a voleo, 300.ooo euros.

3. Seis palabras de diversos tamaños, formando una ingeniosa y ocurrente frase de mi cosecha, 1.000.000 de euros.

Eso si, los sobres no se podrán abrir en vida del artista (uséase yo) ni provocar su muerte prematuramente. Yo quiero vivir rico y que la gente se acuerde de mí después de muerto. Así mi obras estarán rodeadas, además, de un cierto misterio lo que le da al asunto más morbo y encarecerá rápidamente el producto. Venga, apurarse, que luego cuándo mis palabras se encuentren depositadas en los más prestigiosos museos, es previsible que el precio suba. Si tienes dinero negro y quieres invertirlo en valores sólidos, invierte en palabras.

¡Palabras de Iago!

No hay comentarios:

Publicar un comentario