
Creo que ha sido algo épico, y mis amores no me han decepcionado. Y si bien, al principio me enfadé mucho con la actitud del público sin comprender qué le habremos hecho a los argentinos para que nos tengan tanta manía, luego me di cuenta que en todas partes cuecen habas, que todas las aficiones son iguales, que todos buscamos darle al contrario donde más le duele. Pero lo bueno fue que, finalmente, el público supo reconocer la victoria de nuestro equipo cuando partía de víctima propiciatoria… ¡Lo siento por los argentinos, entonces, que deben estar muy decepcionados! Pero, por si acaso, y ahora que ya sé que estamos entre caballeros, traeros la copa pronto, no os la vayan a robar, jajaja. ¡Enhorabuena!
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